“La inteligencia artificial nunca debe estar por encima de la dignidad humana”

“La inteligencia artificial nunca debe estar por encima de la dignidad humana”
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos alerta en el Día del Trabajo de 2025, que en el país se celebra el primer lunes de septiembre, sobre los riesgos que la revolución de la inteligencia artificial (IA) plantea a millones de personas trabajadoras y pide un marco legal y ético que proteja a las más vulnerables

El arzobispo Borys Gudziak, presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano, ha recordado en la declaración de los obispos estadounidenses, que el avance tecnológico “debe enriquecer el carácter sagrado y la dignidad del trabajo humano”.

En su texto titulado Promoviendo la dignidad de los trabajadores ante el crecimiento de la inteligencia artificial, advierte que la expansión de la inteligencia artificial supone una transformación de los sectores productivos similar a la Revolución Industrial que, según el papa León XIII, profundizó desigualdades y alimentó la inestabilidad social.

“El papa León XIV ha subrayado esta prioridad. Ha alentado a las personas a abordar la IA con ‘responsabilidad y discernimiento’, garantizando que sirva al bien común y beneficie a toda la humanidad”, señala Gudziak.

Dos amenazas principales

La declaración recuerda el documento vaticano Antiqua et nova –sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana–, que identifica dos riesgos fundamentales: la “desespecialización” de las personas trabajadoras, reducidos a tareas repetitivas, y el desplazamiento laboral que puede dejar sin sustento a millones de familias.

“Estos riesgos afectan a todos los niveles de empleo: desde los trabajadores de atención al cliente y los jóvenes que buscan empleos de nivel inicial hasta los profesionales basados en el conocimiento en puestos administrativos”, afirma el prelado.

Defender a las personas trabajadoras más vulnerables

Los obispos de EEUU expresan especial preocupación por migrantes, trabajadores agrícolas, personas con bajos salarios y jóvenes, colectivos que suelen sufrir primero los efectos de las crisis económicas. “La riqueza y el poder no deben concentrarse en manos de unos pocos privilegiados, dejando a otros excluidos o descartados”, sostiene la declaración.

También puedes leer —  Ataques al derecho de huelga | Francia: Explotación de trabajadores chinos | El fracaso de un modelo

En esa línea, piden que los trabajadores y las trabajadoras sean escuchados y tengan voz a través de sindicatos y centros laborales en las decisiones empresariales y políticas sobre la IA.

En este sentido, la Conferencia Episcopal reclama “un marco legal y regulatorio sólido” que evite abusos, una red de seguridad social que proteja de la pobreza y un uso responsable de la tecnología.