Trabajadoras y trabajadores cristianos plantan cara a las vulnerabilidades del mundo del trabajo: “Queremos cuidar lo que el sistema rompe”

Al concluir la eucaristía celebrada en la catedral de La Almudena más de 200 personas participantes en los cursos de verano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) realizaron un gesto público de denuncia en la plaza anexa. El acto, concebido como una acción simbólica, visibilizó las nuevas vulnerabilidades que atraviesan el mundo del trabajo y propuso, desde una espiritualidad encarnada y transformadora, cinco respuestas urgentes para afrontarlas.
Durante alrededor de media hora, las personas se dispusieron en semicírculo mientras sonaba la canción “Cuidar el trabajo, cuidar la vida”, y un grupo de militantes escenificó la fragilidad de la vida obrera a través de imágenes de vasijas resquebrajadas, máscaras, paraguas y pancartas.
Dos personas fueron narrando e introduciendo cada una de las cinco vulnerabilidades abordadas en los diálogos del encuentro, seguidas de la lectura de las respuestas protectoras que se proponen desde este movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos. La dinámica visual reforzó la fuerza del mensaje: cada vasija representó una herida social, y cada paraguas, una sensibilidad ética y política que la resguarda.
Tecnología sin deshumanización
La primera vulnerabilidad abordada fue la de los cambios tecnológicos. Se denunció cómo la digitalización, la inteligencia artificial y la automatización están transformando el empleo, sustituyendo tareas humanas por algoritmos, con el riesgo de deshumanizar el trabajo.
“La sustitución de tareas humanas por algoritmos plantea una pregunta ética sobre el sentido del trabajo y la posible deshumanización de la actividad laboral”, se afirmó. La respuesta que se propuso fue desarrollar una sensibilidad crítica, que defienda el trabajo como experiencia humana, relacional y digna.
Sostenibilidad y derechos sociales
La segunda fue la crisis climática, que expone la fragilidad de quienes dependen de sectores productivos intensivos en emisiones y prácticas extractivas.
Se advirtió que “la transición ecológica puede reproducir desigualdades si se plantea solo desde la lógica del mercado o, incluso, desde una ecología meramente ambientalista”.
Ante ello, se propuso una sensibilidad ecológica que articule sostenibilidad con derechos sociales, promueva estilos de vida responsables y garantice que nadie quede atrás en el proceso de transformación.
El cuidado como núcleo de la vida
La tercera vulnerabilidad representada fue la desigualdad de género, centrada en la invisibilización del trabajo de cuidados realizado mayoritariamente por mujeres.
El comunicado recordó que “el sostenimiento de la vida es el núcleo del bienestar colectivo”, y denunció que el trabajo reproductivo y de cuidados sigue siendo “injustamente reconocido”.
Frente a esta realidad, se reivindicó una sensibilidad feminista que reconozca el valor del cuidado, la interdependencia y la necesidad de una redistribución justa de estas tareas como responsabilidad social.
Contra el racismo laboral: todas las personas cuentan
En cuarto lugar, se abordó la diversidad cultural y las migraciones, poniendo el foco en la discriminación que sufren muchas personas migrantes en el ámbito laboral.
“Esta vulnerabilidad exige una sensibilidad intercultural que abrace la diversidad como riqueza y no como amenaza”, se proclamó.
Se insistió en la urgencia de políticas inclusivas y respuestas antirracistas que reconozcan los derechos de todas las personas trabajadoras, “porque de todas las personas se puede aprender algo, nadie es inservible, nadie es prescindible”.
Precariedad normalizada: una herida abierta
La última vasija representó la flexiplotación, una forma de precariedad estructural legitimada bajo el término de flexibilidad.
Se señaló que “todo ello genera un estado permanente de inseguridad e inestabilidad vital en las personas trabajadoras, con graves consecuencias personales, emocionales y sociales”.
Como respuesta, se defendió una sensibilidad social que rechace la precariedad como norma y defienda la dignidad del trabajo como un derecho que debe ser protegido y garantizado por políticas justas.
Tras la lectura de cada vulnerabilidad y su sensibilidad protectora, se escenificó cómo una persona con un paraguas se colocaba junto a la vasija para representarla simbólicamente.
En su comunicado, este movimiento especializado de Acción Católica, subrayó que “las respuestas no pueden limitarse a medidas técnicas o asistenciales”, sino que se necesita “una mayor coherencia de forma que las respuestas que ofrezcamos propongan estilos de vida que no destruyan”.
Como Iglesia que dialoga con la cultura, encarnada en los ambientes obreros y comprometida con la justicia, el cuidado y la igualdad, se hizo un llamamiento a abrirse a las nuevas sensibilidades que emergen en la sociedad y discernirlas “a la luz de la vida de Jesús”.
Una triple llamada al compromiso
El gesto continuó con una triple llamada: a mostrar públicamente el compromiso por recuperar la humanidad, la dignidad, la ternura, la lucha por la justicia y la construcción del reino de Dios; a denunciar con claridad la explotación laboral, la siniestralidad, el estigma del desempleo, la desigualdad de género y la pobreza; y a anunciar que otro mundo del trabajo es posible: con una economía cuidadora, una política al servicio del pueblo y una organización laboral centrada en la vida.
“Este mundo necesita la humanidad que Jesucristo nos trae y nos ofrece, porque ahí está el referente y el modelo de todo proyecto humano y social”.
En este sentido, el primer paso es “escuchar a quienes más sufren estas vulnerabilidades: migrantes, mujeres, jóvenes, mayores y sectores precarizados. Desde sus voces se pueden construir respuestas verdaderamente transformadoras que no sean meros parches, sino pasos hacia un modelo laboral más justo, sostenible y humano”.
El acto concluyó con la unión de los dos tramos de la pancarta de la campaña, colocada frente a la escalinata, mientras las personas asistentes se reunían para una foto de grupo al son de Cuidar el trabajo, cuidar la vida, que se hizo canción.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)