¡Una historia que clama al cielo!

¡Una historia que clama al cielo!
Foto | Sergio Gómez (unsplash)
Si tuviésemos que fijar nuestra mirada en una persona precarizada, migrante, que llegó en patera hace cinco meses a nuestro país buscando cómo procurarse una vida mejor, difícilmente encontraríamos una situación más complicada que la de Aisha(1).

Mujer proveniente del Rif, quizá una de las zonas más depauperadas y aisladas de Marruecos, sin conocer nada de español y hablando rifeño, un dialecto difícil de entender incluso para sus propios paisanos, con una niña de 8 años y embarazada de 8 meses, sin otro recurso para subsistir que su marido que además es violento y maltratador.

Cuando Aisha llegó a la sede de Motril Acoge y conocimos su caso, la situación había empeorado aún más pues la policía la había dejado en libertad después de que Menores le hubiese retirado la custodia de su hija Naima y se hubiese cursado orden de alejamiento contra su marido, previa denuncia de un particular que presenció como en plena calle, delante de su hija, daba una paliza a su mujer embarazada.

Su situación era de extrema precariedad, pues emocional y anímicamente llegó destrozada, llorando a cada instante, deficientemente aseada, con muchas dificultades para poder expresarse y nosotros poder entenderla, con todas sus pertenencias apenas en un par de bolsas de plástico, sin más recurso que su marido, al que no podía acercarse, sin dinero, con el corazón roto por la separación de su hija.

La primera noche la pasó con un grupo de mujeres de una asociación marroquí cercana a Motril Acoge que la acogieron en su casa particular y le proporcionaron ropa, comida y donde pudo asearse y descansar.

A partir de la mañana siguiente diversos voluntarios de la asociación hubieron de localizar a quien pudiera conocer su dialecto y acompañarla en todos y cada uno de los trámites que hubo que emprender. Se contactó con los Servicios Sociales y con el Área de la Mujer del Ayuntamiento de Motril y, desde ellos, se pudo alojar a Aisha, primero en Jesús Abandonado(2) y luego en un hostal de la ciudad hasta que, unos quince días más tarde, tuvo que ser hospitalizada para dar a luz a Khadija.

En todo este tiempo hubo de ser atendida y acompañada por varios voluntarios de Motril Acoge, para tranquilizarla, consolarla, llevarle la comida, ropa, etc. Y, en paralelo, otros voluntarios iniciaron una carrera contra reloj de gestiones y contactos a todos los niveles para encontrar un recurso público donde Aisha pudiese ser alojada y ello como condición para que Menores no retirase también la custodia de la recién nacida.

La tarea continúa, pues
es necesario dotar a Aisha de recursos,
tanto económicos como habitacionales
reconocibles por la administración,
para volver a unir a la madre
con sus dos hijas

Al mismo tiempo, en el ámbito privado, se localizó una plaza en la Fundación Escuela de Solidaridad de Atarfe (Granada), una ONG que atiende a más de 140 personas sin recursos, muchas de ellas en situación de calle, de todas las edades, también algunas madres con hijos pequeños, de nacionalidades diversas, que no han encontrado acomodo en ningún otro sitio. Entre todos ellos forman una comunidad que los sostiene y reconstruye para que puedan continuar su vida fuera de la institución.

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Todas las gestiones con las administraciones fueron inútiles y Khadija, con apenas una semana de vida, fue retirada directamente de la unidad de Neonatos del Hospital de Motril por orden de Protección de Menores y a Aisha se le dieron dos días para dejar el hostal en el que estaba alojada.

Al fallar los recursos públicos, la FES (Fundación Escuela de Solidaridad) nos abrió sus puertas y desde entonces Aisha se encuentra alojada y atendida por esta institución, donde es arropada por la comunidad y los voluntarios de esta y todo ello con el objetivo de estabilizarla y recuperarla anímicamente.

La tarea continúa, pues es necesario dotar a Aisha de recursos, tanto económicos como habitacionales reconocibles por la administración, para volver a unir a la madre con sus dos hijas. Todo un equipo de personas voluntarias, entre las que se cuentan abogados, asistentes y educadores sociales, continúan acompañando a Aisha, empeñados en remover obstáculos y que, por el momento, ha hecho posible que después de 43 días, Naima pueda hablar con su madre y se arbitre un régimen de visitas para con la pequeña Khadija.

Este relato, con independencia de todas las consideraciones técnicas y razones subyacentes que sin duda lo pueden explicar, nos atraviesa el corazón y nos revela sobremanera, pues en definitiva se trata de la constatación de que una mujer migrante, víctima de violencia machista, pareciera que encima se le victimiza aún más y, en lugar de propiciar su adecuada recuperación, se la separa de su hija y se la abandona literalmente en la calle, sin recursos de ningún tipo y embarazada de ocho meses.

(1) Los nombres que figuran en el escrito son ficticios para proteger la privacidad de las personas referidas.
(2) Jesús Abandonado es una ONG que regenta un comedor social y alojamiento de corta duración para personas sin hogar.

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