Una banca con valores

Vivir coherentemente nuestra fe en Jesucristo necesariamente nos ha llevado a trasladar sus valores a todos los ámbitos de nuestra vida y concretarlos hasta en los más pequeños de nuestra cotidianidad, como la banca ética.
En nuestra vida como pareja y con la formación de la HOAC, nos preguntamos en qué podemos colaborar para hacer posible ese reino de Dios acorde con su Evangelio y, poco a poco, hemos ido dando algunos pasos.
A comienzos del año 2000 estuvimos en una charla en Cabra (Córdoba) de Francisco Álvarez, economista, sobre finanzas éticas. Estábamos interesados en el tema, pero no sabíamos cómo empezar.
Por entonces ya funcionaba Triodos, pero no era una cooperativa. Estuvimos unos años sin decidirnos hasta que conocimos a Beatriz Oliver, que venía de Granada para difundir el proyecto de Fiare Banca Ética.
A través de ella, fuimos dando los primeros pasos, cuando todavía no funcionaba como cooperativa, hasta que no tuviera un activo suficiente, exigido por el Banco de España. Pero nos gustó el planteamiento.
Sabemos que si muchas personas a las que no les gusta este sistema económico cambian la gestión de sus ahorros, otra economía sería posible.
En nuestro caso, al preguntarnos qué hacemos nosotros en una cooperativa bancaria, se nos ocurren muchas argumentaciones que en realidad se resumen en una: nuestro compromiso de fe nos lleva a tener a la persona en el centro de nuestra actividad y a tener presente a los sectores más vulnerables de la sociedad y en Fiare se dan estas características.
La cultura dominante nos lleva a poner en el centro la economía, la ganancia, el capital, desplazando a las personas. Y todo ello no es nada evangélico. Sin embargo, las personas que intentamos seguir a Jesús deberíamos preguntarnos si con nuestro dinero podemos hacer lo que se nos antoje o debería también ponerse «manos a la obra».
Estamos habituados a tratar con bancos, así lo exigen las normas. Hay que tener la nómina o la pensión en una cuenta bancaria… La cooperativa de Fiare Banca Ética tiene verdadera vocación de servicio a la ciudadanía y la iniciativa social, con personas creyentes y no creyentes.
Nos pareció coherente con un modelo de vida que, desde nuestra experiencia de fe, se muestra en pequeños gestos del día a día. Apostamos en la medida de lo posible por lo cercano, lo ecológico, lo comunitario, el bien común y por una cultura alternativa al sistema que se traslada a todos los ámbitos de la vida, incluido el bancario.
Deberíamos preguntarnos
si con nuestro dinero podemos hacer
lo que se nos antoje o debería también
ponerse «manos a la obra»
El compromiso con Fiare, entidad de la que somos socios de la cooperativa, como también participar en una cooperativa energética o en un grupo de consumo ecológico y comercio justo, nos parecen maneras de vivir los valores del Evangelio en la realidad. Esta espiritualidad no lleva a hacernos presentes en iniciativas humanizadoras, con más motivo aquellas que conforman nuestra cotidianidad.
Además de clientes de Fiare, impulsamos su difusión y crecimiento a través de los grupos locales y los grupos de iniciativa territorial y acudimos, cuando podemos, a las asambleas anuales, donde se respira un ambiente de compañerismo y se comparten principios humanistas alternativos al sistema dominante, para unos, y de fe cristiana encarnada para otros.
Cada socio o socia tiene un voto, independientemente del capital que cada persona tenga. Se vota la relación de salarios desde el más alto hasta el más bajo, como forma muy concreta de ejercer la democracia bancaria.
Desde la cooperativa Fiare Banca Ética se apoyan proyectos sociales y se tienen garantías de que no se van a utilizar para fabricar armas, especular, explotar, no respetar el medio ambiente, etc., ya que existe un comité de ética, donde se proponen a personas para conocer los proyectos presentados y evaluar si cumplen con los ideales de la cooperativa, independientemente de si son viables económicamente o no.
Son pequeños gestos los que van construyendo una alternativa a un sistema que ha desplazado a la persona para colocar al «dios dinero» en el centro de la vida social. •

Militantes de la HOAC de Córdoba