Llamamiento internacional por la paz, la democracia y la justicia social: “El militarismo y la desigualdad son una amenaza existencial”

Más de 20 organizaciones globales urgen a los gobiernos al desarme nuclear, frenar el poder de las élites y apostar por la solidaridad global
En vísperas del 80º aniversario de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki –6 y 9 de agosto, respectivamente–, un amplio grupo de organizaciones internacionales ha lanzado un llamamiento urgente a los gobiernos del mundo para que “reafirmen su compromiso con un mundo libre de armas nucleares” y “den prioridad al desarrollo humano y sostenible por encima del militarismo”.
El manifiesto, titulado Por una democracia que responda aportando paz y prosperidad para todos, ha sido impulsado por entidades de referencia mundial como la Confederación Sindical Internacional (CSI) –a la que pertenecen las principales organizaciones del país–, Greenpeace, la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), Oxfam y el International Peace Bureau. También apoya esta declaración el movimiento católico PAX Christi International.
El texto advierte sobre un fenómeno al que denomina “golpe de Estado de los multimillonarios”, es decir, la toma de control de gobiernos y organismos internacionales por parte de una élite global compuesta por grandes fortunas y fuerzas políticas autoritarias.
“Un reducido grupo de las personas y empresas más pudientes ha logrado redefinir políticas, economías y democracias para ponerlas al servicio de sus intereses, socavando el bien común”, denuncian los firmantes.
Militarismo en ascenso, derechos en retroceso
Las organizaciones alertan del incremento sin precedentes del gasto militar, que en 2024 alcanzó los 2,7 billones de dólares, un 9,4% más que el año anterior. Este aumento coincide con la expansión de regímenes autoritarios y con un retroceso global de las libertades cívicas y los derechos sociales.
“El militarismo es la consecuencia natural de esta economía política obsesionada con el beneficio a toda costa”, afirman.
Entre las consecuencias de esta deriva destacan la represión de la disidencia, el aumento del número de personas desplazadas por conflictos (más de 100 millones en la actualidad) y un empobrecimiento generalizado, especialmente en los países del Sur.
“En 2022, el 35% del gasto militar provino de países de renta baja y media, pese a ser los que afrontan los mayores retos a la hora de satisfacer las necesidades básicas de sus poblaciones”, subrayan.
También se denuncian los efectos ambientales del militarismo: desde la deforestación por operaciones bélicas hasta la enorme huella de carbono de los ejércitos, “la cuarta mayor del mundo, sólo por detrás de China, Estados Unidos y la India”.
Siete medidas urgentes para una transformación global
El manifiesto propone un cambio transformador en la noción de seguridad, apostando por la “seguridad común”, basada en la solidaridad y el bienestar colectivo. Para ello, urge a los gobiernos a:
- Ratificar universalmente el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) y avanzar hacia el desarme.
- Establecer sistemas fiscales progresivos y equitativos que frenen la evasión y redistribuyan la riqueza.
- Implantar salarios dignos y proteger el trabajo decente, fortaleciendo la negociación colectiva y los derechos sindicales.
- Redirigir el gasto militar hacia sanidad, educación, acción climática y lucha contra la pobreza.
- Crear un mecanismo de Conversión Justa de la ONU para transformar las economías militarizadas en sectores sostenibles y centrados en el bienestar social.
- Ampliar los sistemas de protección social universal y formalizar el empleo informal, en especial para mujeres y migrantes.
- Incluir el desarme y la reducción de la huella militar en los planes de acción climática global.
2025: año clave para la acción
El texto sitúa 2025 como un año decisivo para que los gobiernos actúen con firmeza. Cita como hitos la Asamblea General de la ONU, la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Doha, la cumbre del G20 en Johannesburgo y la COP30 en Belém, en la Amazonia.
“La primera Cumbre Social en 30 años brinda la oportunidad de abordar las crisis interrelacionadas de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, todas ellas agravadas por la guerra”, sostienen.
Además, consideran que la cumbre del G20, bajo el lema “Solidaridad, Igualdad y Sostenibilidad”, ofrece una “oportunidad crucial” para alinear las políticas económicas con los valores de la paz y la justicia.
“Aprender del pasado para no repetirlo”
La declaración concluye con un llamado a no olvidar las lecciones de Hiroshima y Nagasaki: “Demasiados líderes mundiales se están olvidando de las lecciones de 1945. Les pedimos que aprendan del pasado, no que lo repitan”.
Los firmantes reiteran que sólo un nuevo contrato social global, fundado en la democracia, el multilateralismo, la justicia social y el desarme, puede garantizar un futuro de paz y prosperidad compartida.
“La seguridad colectiva solo puede garantizarse a través de la solidaridad, satisfaciendo las necesidades básicas de todas las personas”, recuerda el texto, retomando el espíritu de los hibakusha, los supervivientes de las bombas nucleares, y de la organización Nihon Hidankyo, recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2024.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)