La persona: termómetro en el puesto de trabajo

El hecho
El golpe de calor tiene en nuestro país un caso paradigmático. En julio de 2022 murió por esta causa en Madrid el barrendero José Antonio González. Su caso se viralizó y cobró notoriedad… y tuvo la virtud, dentro de la desgracia, de poner en el centro del debate público este problema.
Miguel Ángel (su hijo) y Nines (su viuda) entraron en relación con AVAELA poco después. Al margen de la amistad que ya nos une, me sigue sobrecogiendo cada vez que escucho a Nines comentar que, si su marido hubiera estado acompañado aquel día, estaría vivo, ya que José Antonio estuvo tirado en el suelo, solo, durante un tiempo precioso para poder salvarlo. Sí… Como lo oyes… una medida de precaución tan simple como esa y José Antonio no habría muerto.
El dato
La Fundación 1º de Mayo, de CCOO, ha hecho público recientemente el proyecto CALORADAPT. Ese nombre da pistas sobre lo que trata: la prevención de riesgos laborales relacionados con el cambio climático.
CALORADAPT incluye la primera encuesta, realizada en nuestro Estado, sobre el impacto del calor en el entorno laboral. También aporta un documento con propuestas prácticas para que nuestras empresas protejan a su personal contra las altas temperaturas.
Pero, volviendo a la encuesta, apreciamos datos llamativos. Por ejemplo:
- El 40% de trabajadoras y trabajadores perciben como «muy molesto» el estrés térmico soportado en sus trabajos.
- El 27% perciben que su empresa no proporciona medidas de protección adecuadas. ¡Ojo!, casi una de cada tres personas.
- De nuevo, un tercio de las empresas no cuentan con un plan de acción contra el calor y, donde existe, suele ser insuficiente o mal adaptado a las circunstancias actuales.
También se pone de manifiesto cómo las profesiones manuales sufren más por el cambio climático (50% de trabajos manuales frente al 17% de los no manuales) Además, quienes trabajan manualmente sufren con más intensidad síntomas como mareos, deshidratación o fatiga extrema.
La Reflexión
Estamos en un momento en que tenemos que soportar una gran ola de negacionismos. Entre todos, es especialmente bochornoso el que afecta al cambio climático. Sin embargo, está aquí y golpea a quien tiene que soportar estas temperaturas mientras trabaja, con consecuencias muy graves.
Ante todo esto, te propongo poner encima de la mesa un termómetro: el de la persona. Un termómetro que indique continuamente si nuestros puestos de trabajo suponen un peligro para nuestra salud o, por el contrario, hacen todo lo posible por protegerla. Un termómetro que nos hable, como la campaña de la HOAC, de cuidar la vida, a la vez que cuidamos el trabajo… o viceversa. Un termómetro que mida si nuestras empresas ponen más énfasis en proteger a quienes trabajan para ellas o, por el contrario, en sus balances contables.
Creo que iniciativas como el proyecto CALORADAPT son parte de ese termómetro. Uno que nos ayuda a luchar por la dignidad de la persona que trabaja. Dignidad cuyo primer paso se llama «salud», protección de la propia vida. •

Presidente de AVAELA.
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