La dignidad humana ante todo

Como miembros del Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC), que pone la formación de las personas en el centro de su acción para que puedan actuar conscientemente en la construcción de una sociedad basada en la justicia, la solidaridad, la tolerancia y el respeto a la diversidad, en definitiva, una sociedad con el amor como base y Jesús como inspiración, este movimiento no puede permanecer al margen de las luchas en defensa de la dignidad humana.
De ahí su participación en diversas batallas contra todo lo que representa el proyecto de muerte de las élites globales, un proyecto encarnado hoy por los dueños de las grandes empresas tecnológicas, los «machos» que se han apropiado del conocimiento humano y, a través de noticias falsas, manipulan mentes y convierten en aliados a vastos segmentos de la clase trabajadora.
Así, se deben llevar a cabo varios frentes de lucha. El primero es planetario: la defensa de nuestra «Madre Tierra», víctima de la amenaza climática, agravada por la consolidación del sistema capitalista y su sociedad que concentra las riquezas y fomenta un consumo irresponsable y depredador, conduciendo a la tragedia que vivimos en estos tiempos apocalípticos.
En el espíritu de la encíclica Laudato si’, la Conferencia de Obispos de Brasil (CNBB) propone este año una reflexión en torno al tema «Fraternidad y ecología integral», en el marco de la Campaña de la Fraternidad. Pero, más allá de una simple invitación a la reflexión, se trata de un llamado a los cristianos para que no se limiten a la oración del rosario, sino que, fortalecidos por la oración, tomen acciones concretas.
El segundo frente, igualmente crucial, es la lucha por la democracia, amenazada en todo el mundo con el ascenso de Trump al poder, en el corazón del capitalismo. La vida en la Tierra está en peligro si las fuerzas democráticas no logran contener la amenaza neofascista, que ha causado tanto daño en el pasado y continúa dejando huellas de sangre a su paso. Aquí, entendemos que esta batalla es prioritaria en el ámbito político. Como dijo B. Brecht: «La perra del fascismo siempre está en celo».
A nivel local (en las ciudades), los miembros de nuestros equipos se comprometen en diferentes frentes: Gildete França, tratada como una ocupante ilegal en su propia tierra, contribuye a la organización de una cooperativa de pequeños agricultores dentro del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). José Pessoa y Marilene, por su parte, utilizan el deporte, especialmente el kárate, para incluir a los jóvenes de las periferias. El equipo del MTC de la ciudad de Catu (BA) lleva a cabo acciones con mujeres artesanas, quienes reflexionan y se comprometen en diversos proyectos, especialmente para mejorar las condiciones de vida de las mujeres y sus familias. Finalmente, desde abril de 2021, el equipo central de la ciudad de Dias d’Ávila lanzó una campaña permanente contra el hambre, recolectando donaciones y organizando canastas de alimentos para las familias en inseguridad alimentaria.
Frente a la amenaza fascista, es esencial apoyar al Gobierno elegido en 2022, dirigido por Lula y respaldado por una amplia coalición que va desde la izquierda hasta el centro-derecha. Desde el golpe de estado de 2016 que destituyó a Dilma Rousseff, las políticas públicas han sido desmanteladas, una situación agravada por la epidemia que cobró la vida de 700,000 personas, de las cuales la mitad debido a la negligencia del gobierno de Bolsonaro (2019-2022). Movilizar a la sociedad, física y virtualmente, es un desafío importante para todos aquellos que actúan dentro de los movimientos populares. También es esencial convencer a los líderes cristianos (católicos y protestantes) que, a diferencia del proyecto de Jesús, llevan a su comunidad hacia el precipicio.
Finalmente, es imperativo luchar contra las condiciones de trabajo inhumanas impuestas por el modelo 6×1 (seis días de trabajo por uno de descanso). Numerosas categorías de trabajadores están exhaustas y enfermas, sin tiempo para su familia, su ocio o su formación, condenadas a una verdadera «esclavitud moderna». Nuestra lucha inmediata es por una vida digna, porque es a partir de esta conquista que podremos construir un mundo más justo y sostenible para todos y todas.