“La corrupción es una herida estructural que traiciona el bien común”

“La corrupción es una herida estructural que traiciona el bien común”
De Selbymay - CC BY-SA 3.0 wikimedia
La Comisión General de Justicia y Paz responde al debate parlamentario sobre el Plan Anticorrupción reclamando una regeneración ética y estructural de la vida pública

El mismo día que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentaba en el Congreso el Plan Estatal de Lucha contra la Corrupción –una batería de 15 medidas estructurales para prevenir, sancionar y erradicar este mal–, la organización eclesial Justicia y Paz hacía público un comunicado en el que ofrece una reflexión de fondo sobre el significado profundo de la corrupción y sus raíces estructurales.

“La corrupción no es una desviación aislada ni un problema puntual. Es, ante todo, una herida estructural que hiere el tejido social, destruye la confianza en las instituciones y socava los fundamentos éticos del orden político”, afirma el texto, que pide una respuesta colectiva y ciudadana, no solo institucional, sino también cultural y espiritual “hacia la verdad, la justicia y el bien común”.

“Un atajo eficaz en el neoliberalismo”

En contraste con el enfoque del plan del Gobierno –centrado en cinco frentes: integridad institucional, protección de denunciantes, refuerzo judicial, recuperación de bienes robados y cultura de transparencia–, Justicia y Paz ofrece una mirada que incide en las causas profundas del fenómeno.

Una de las claves es lo que define como “la apropiación del bien común”, una lógica perversa que “privatiza lo que es de toda la comunidad en beneficio de intereses particulares”. “Donde se pierde el sentido de lo común, germina la corrupción”, advierte el texto.

La entidad eclesial critica la naturalización de la corrupción en el actual orden económico y político: “En la configuración neoliberal del mundo […] la corrupción no es excepcional, corre el peligro de convertirse en un método normalizado de funcionamiento”. Y añade: “El actual neoliberalismo ha reducido la política a gestión económica y ha hecho del lucro el único criterio de acción. En ese marco, la corrupción se presenta como un atajo eficaz”.

También puedes leer —  Sánchez presenta su plan anticorrupción en plena tormenta política

“La política, al servicio de la comunidad”

Justicia y Paz subraya que la corrupción “es la negación radical de la política como servicio a la polis, a la comunidad”. Por ello, señala con responsabilidad a quienes pervierten esa vocación: “Quienes corrompen –ofreciendo sobornos, financiando campañas a cambio de favores, diseñando estructuras para eludir el control o realizando nombramientos sin pruebas objetivas– tienen una responsabilidad mayor que quienes lo sufren”.

En este sentido, la Comisión se alinea con el diagnóstico de que la regeneración democrática no podrá lograrse solo mediante reformas legales, sino a partir de una transformación más profunda: “No se puede erradicar la corrupción solo con leyes. Es necesaria una conversión profunda, tanto personal como social, que devuelva la centralidad a la ética y al respeto ajeno”.

Entre sus propuestas, la Comisión comparte la propuesta de crear una entidad nacional independiente de vigilancia ética, con capacidad para denunciar y proponer reformas; y la necesidad de una política redistributiva que enfrente la raíz socioeconómica de la corrupción: la acumulación desmedida de riqueza.