Frontex y Europol criminalizan la solidaridad: Europa espía y persigue a quienes salvan vidas

El escándalo desvelado por una investigación periodística internacional confirma que la agencia europea de fronteras vulneró derechos fundamentales y alimentó la criminalización de personas defensoras de los derechos humanos como Helena Maleno
Durante años, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) recopiló datos personales de miles de migrantes a su llegada a Europa mediante entrevistas sin garantías jurídicas. Luego, entre 2016 y 2023, transfirió ilegalmente esa información a Europol, la agencia policial de la Unión Europea, que los almacenó en bases de datos de inteligencia criminal. Así lo ha revelado una investigación periodística conjunta de Le Monde, Solomon y El País que ha accedido a cientos de documentos internos y ha consultado a expertos jurídicos y defensores de derechos humanos.
En ese enorme archivo, compartido sin salvaguardias legales, también se incluyeron los nombres y datos de personas defensoras de los derechos de las personas migrantes. Una de ellas fue Helena Maleno, activista española y fundadora del colectivo Caminando Fronteras, que dedica su vida y compromiso a alertar a las autoridades sobre embarcaciones en peligro en el Mediterráneo y a defender el derecho a migrar.
“Toda mi vida estaba en ese archivo policial: mis familiares, las llamadas a mi madre, incluso detalles falsos sobre mi vida sexual. Querían presentarme como promiscua, lesbiana, usando la moralidad para hacerme parecer sospechosa”, denuncia Maleno.
Los documentos muestran cómo, tras entrevistas realizadas por Frontex a personas migrantes llegadas por mar entre 2015 y 2016, se elaboraron informes en los que se asociaba su cuenta de Facebook a supuestas redes de tráfico de personas. Esos informes acabaron en manos de la Policía española a través de Europol, alimentando una causa de criminalización contra ella impulsada también por Marruecos.
La criminalización de la solidaridad
“Una vez más queda claro que soy una de las víctimas de la persecución europea contra defensoras de derechos humanos”, ha escrito Maleno en su cuenta de X.
Su colectivo, Caminando Fronteras, también ha reaccionado con contundencia: “Es muy grave. Las prácticas ilegales de Europol y Frontex siguen destrozando la vida de migrantes y defensoras de derechos humanos”.
El caso no es aislado. Numerosos activistas, organizaciones y voluntarios que prestan ayuda humanitaria en las fronteras de Europa han sido detenidos o procesados bajo acusaciones infundadas de “favorecer la migración irregular”. En palabras de la propia investigación periodística, se ha creado “una maquinaria institucional opaca y legalmente cuestionable” que ha extendido la sospecha y el castigo sobre quienes practican la solidaridad.
“Poetas sociales” frente al descarte
Frente a este escenario, el papa Francisco ha mostrado en varias ocasiones su respaldo a quienes defienden los derechos de las personas migrantes. En uno de sus mensajes a los movimientos populares, expresó: “Así me gusta llamarlos, poetas sociales, porque ustedes son poetas sociales, porque tienen la capacidad y el coraje de crear esperanza allí donde sólo aparece descarte y exclusión”.
Esa autoridad moral se hizo concreta en su cercanía con la activista española. En un encuentro privado celebrado en la residencia papal de Santa Marta, Francisco le expresó su “apoyo total” y les animó: “seguid trabajando por los migrantes”, le dijo entonces cuando fue acusada por Marruecos.
El papa Francisco les emplazó a mantener “el compromiso”. “Nos dijo: ‘Seguid trabajando por los derechos de los migrantes. Tenéis mi total apoyo’”, recordó Maleno tras su encuentro. El pontífice mostró entonces una gran preocupación por las víctimas de las fronteras y sus familias, y, según la activista, “sigue de cerca mi caso de criminalización hasta que se haga justicia”.
¿Quién asumirá responsabilidades?
La revelación de estas prácticas ilegales, realizadas durante años por agencias europeas, plantea una pregunta política de fondo: ¿quién va a asumir responsabilidades por la criminalización de la solidaridad?
La gravedad del escándalo exige una rendición de cuentas clara por parte de las instituciones comunitarias, comenzando por la dirección de Frontex y la supervisión política ejercida por la Comisión Europea y el Consejo.
Mientras tanto, siguen vigentes las consecuencias de esta persecución: vidas marcadas, reputaciones destruidas, derechos pisoteados. Frente a este panorama, el mensaje del papa Francisco suena no solo como consuelo, sino como exigencia moral: “No estamos condenados a repetir ni a construir un futuro basado en la exclusión y la desigualdad”. Pero para que eso sea cierto, Europa necesita reconocer su responsabilidad y reparar el daño causado a quienes han hecho de la solidaridad una vocación de vida y para que la defensa de la dignidad no sea delito.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)