El Secretariado de Migraciones de Almería pide a las parroquias “crear una cultura del encuentro y de la convivencia pacífica”

El Secretariado de Migraciones de Almería pide a las parroquias “crear una cultura del encuentro y de la convivencia pacífica”
La Iglesia de Almería se suma al manifiesto “Ni violencia racista ni criminalización colectiva” y llama a cortar los bulos, visibilizar las vidas de las personas migrantes y crear una cultura del encuentro en parroquias, barrios y comunidades.

“Su único pecado ha sido soñar”. Así resume el Secretariado Diocesano para las Migraciones de Almería la situación que viven muchas personas migrantes, tras el aumento de los discursos de odio y los ataques racistas en distintas localidades españolas. En un comunicado, esta institución de la diócesis expresa su “más profunda repulsa ante la llamada y acusaciones que un grupo de radicales extremistas están vertiendo contra los colectivos de personas migradas, provocando el miedo, la sospecha y el odio”.

La declaración se suma al manifiesto compartido por más de un millar de organizaciones bajo el lema “Ni violencia racista ni criminalización colectiva”, una iniciativa apoyada por organizaciones sociales, eclesiales, vecinales, sindicales, etc., que responde a los recientes disturbios y campañas de estigmatización en redes sociales. “Hasta ahora [estas] poblaciones vivían una convivencia pacífica, y últimamente se ha desatado el enfrentamiento y la creciente violencia”, denuncia el texto.

“Mirar con los ojos de Dios”

El Secretariado hace un llamamiento a instituciones, parroquias, equipos pastorales y a toda la comunidad diocesana a realizar una “reflexión contemplativa” y una “lectura creyente y profunda de la realidad” a partir de los graves hechos vividos en Torre Pacheco, en la propia diócesis y de los distintos posicionamientos. Invita a mirar “desde los ojos de Dios y desde el compromiso evangélico de acogida, promoción, protección e integración de los hermanos y hermanas nuestros”.

Lejos de ser un problema, las personas migrantes son consideradas por la Iglesia diocesana como una “fuente de riqueza y desarrollo”. “Los beneficios económicos de la migración en España son evidentes”, apunta el texto, que también apuesta por un “cambio de paradigma” hacia una sociedad integradora basada en la interculturalidad.

El texto cita las conclusiones de las Jornadas diocesanas de Reflexión y Formación de 2024, que proponían un acercamiento “personal y comunitario para conocernos, amar y compartir”, desde la cultura del encuentro, con un mensaje claro: “Nos necesitamos mutuamente. Es una relación recíproca. Nos enriquecemos juntos”.

Cortar los bulos y visibilizar testimonios

En su comunicado, el Secretariado almeriense pide cortar de raíz los bulos y desenmascarar las mentiras que circulan por las redes sociales. “No podemos contribuir al discurso del odio, ni con nuestras palabras ni con nuestros silencios, ni con nuestra pasividad y nuestros rodeos”. En sentido contrario, invita a “visibilizar, dando a conocer los testimonios de vida de las personas migrantes, sus capacidades y ejemplo de vida, dándoles eco dentro y fuera de nuestras comunidades”.

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Como parte de su compromiso, la entidad diocesana organiza jornadas de reflexión y formación junto a congregaciones religiosas, movimientos eclesiales y equipos de Cáritas, aunque lamenta “la escasa participación de nuestras parroquias”, a las que dedica un llamamiento especial. “En nuestros pueblos, en nuestros barrios es donde están, y en algunos muy presentes y realizando una gran labor, las personas migradas. Qué mejor ámbito para crear una cultura del encuentro y de la convivencia pacífica”.

“Una paz que desarme”

La declaración recuerda una cita del papa León XIV, que expresa el espíritu de este posicionamiento eclesial ante la creciente xenofobia: “Una paz que desarme: que desarme el odio, la mentira y la violencia”.

Y reafirma su compromiso desde la dimensión social de la fe: “Desde un compromiso ecuménico, abrir nuestras parroquias con celebraciones interculturales, compartidas. Promover iniciativas sociales y políticas, redescubriendo la dimensión social de la Iglesia […] Integrar a las personas migrantes en las estructuras de nuestras parroquias y de nuestra sociedad, caminando y construyendo juntos un futuro mejor para la humanidad”, concluye.