El discurso de odio de Vox y su propuesta de deportar a millones de migrantes encuentran contestación en la Iglesia

La Iglesia española está reaccionando valientemente a los discursos de odio y la propuesta xenófoba de “remigración” de Vox. El último pronunciamiento se debe al obispo de Mondoñedo-Ferrol, Fernando García Cadiñanos, que ha calificado esta política como “una forma de limpieza étnica”, alertando de la “deshumanización a la que podemos llegar” si se normalizan estas ideas en el debate público.
En una entrevista con Religión Digital, Cadiñanos, también presidente de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana, denunció que “no se puede jugar con la vida de las personas ni con su dignidad”, y que “la política migratoria debe estar guiada por principios de justicia, acogida e integración”.
Para el titular de la diócesis gallega, “el tema migratorio está siendo ‘la’ cuestión social por antonomasia en este momento de nuestra historia: no podemos aceptar discursos excluyentes ni normalizar ideologías o terminologías que atentan contra la dignidad humana”.
El prelado, además, alerta de la manipulación de los principios cristianos de la ultraderecha con tal de incendiar la convivencia y explotar el malestar social para ganar posiciones en el debate público. “La apelación a las raíces cristianas para justificar la pureza de raza, la exclusión, el odio o la violencia contra cualquier persona, y menos aún una ‘cacería humana’, es una perversión y una contradicción flagrante de los valores evangélicos”, ha respondido a las preguntas del periodista José Lorenzo.
Sobre la propuesta de deportaciones, García Cadiñanos, ha contestado con rotundidad que “la idea de un ‘proceso de remigración’ en los términos que se están planteando es profundamente preocupante y moralmente inaceptable. Cuando se habla de ‘millones’ de personas, incluyendo a quienes tienen raíces y han contribuido a nuestra sociedad durante décadas, esto no es ‘remigración’, es una propuesta de deportación masiva y, en la práctica, una forma de limpieza étnica“.
También ha aprovechado para denunciar el politiqueo a cuenta de la reubicación de niños y jóvenes migrantes desamparados, de los que ha dicho que son “los más vulnerables entre los vulnerables”.
Bajo su punto de vista, “es una muestra de la falta de humanidad y responsabilidad que a veces observamos” el hecho de que se hayan convertido en “un objeto de disputa política entre administraciones”.
El responsable eclesiástico ha alertado de que “si no abordamos las causas profundas del malestar, si no fomentamos el diálogo, la comprensión y la justicia, es muy probable que la chispa vuelva a encenderse” y ha reconocido como “responsabilidad” de la Iglesia, “trabajar incansablemente para construir puentes en lugar de muros, y para que la paz y la convivencia sean duraderas”.
Discursos contrarios al Evangelio
Estas declaraciones se suman a las del obispo de Cartagena-Murcia, José Manuel Lorca Planes, quien ha recordado que “el Evangelio de Mateo proclama el deber cristiano de acoger al migrante”, en respuesta a los discursos xenófobos que criminalizan a las personas migrantes en su región, como ha quedado patente en los incidentes de Torre Pacheco.
Por su parte, Fernando Redondo Pavón, director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), condenó también con rotundidad “la incitación a la violencia contra las personas migrantes”, señalando que “no se puede justificar el odio con hechos puntuales” y que “la criminalización del diferente es contraria al Evangelio”.
También los obispos catalanes han querido dejar clara su postura, afirmando que “las deportaciones masivas y los discursos de odio no son conformes al Evangelio”. En su comunicado, han subrayado que “la convivencia, el respeto a la dignidad humana y la fraternidad son valores irrenunciables para una sociedad que se dice cristiana”.
La propuesta de Vox, inspirada en políticas autoritarias y supremacistas como las de Donald Trump y líderes “iliberales” como Viktor Orbán en Hungría o Marine Lepen en Francia, e incluso la nacionalista Aliança Catalana, ha sido rechazada por amplios sectores eclesiales que defienden una visión humanista y evangélica de la migración
Incluso desde las más altas esferas se ha promovido el diálogo con las fuerzas políticas mayoritarias –sin mucho éxito en el caso del PP, cuyo actual líder mantiene una calculada ambigüedad sobre las migraciones, mientras las comunidades y ayuntamientos que gobierna su formación no tienen reparos en plegarse a algunas de las exigencias de Vox– para que aprueben, como reclama la iniciativa legislativa popular, la apertura de procesos extraordinarios de regulación para las personas migrantes asentadas en nuestro país que por distintas razones y motivos diferentes no han accedido a los permisos de residencia y trabajo o los han perdido, quedando condenadas por tanto, a la irregularidad administrativa y expuestas a la explotación, entre otras, en el ámbito laboral.

Redactor jefe de Noticias Obreras