¿Por qué a un gobernante que comete barbaridades le llaman loco y no lo llaman asesino y cruel como sería lo más apropiado?

¿Por qué a un gobernante que comete barbaridades le llaman loco y no lo llaman asesino y cruel como sería lo más apropiado?

Desde la invasión a Ucrania por mandato de Putin, el genocidio televisado ordenado por Netanyahu contra la población palestina o la llegada de Trump como presidente de los Estados Unidos y sus decisiones contra los derechos humanos y su decisión reciente de bombardear a Irán, oigo con frecuencia la expresión de “loco” atribuido a estos dirigentes políticos y así escuchamos que “Putin es un loco”, “Trump está loco” o “Netanyahu parece locura”. Hacen lo que hacen porque están locos y no se encuentra otra explicación, porque si estuvieran cuerdos no cometerían las bestialidades que están haciendo. Están locos y toman esas decisiones porque están poseídos por alguna enfermedad mental. Una persona que no esté loca no haría eso nunca.

¿Cómo un dirigente si está en sus cabales puede llevarnos a una guerra mundial o provocar conflictos causando tanto dolor humano y destrucción? La respuesta que damos y que decimos en nuestros comentarios cotidianos es que “están locos”, no hay otra posibilidad y sí hay otra respuesta y es que no sienten nada por la vida de los demás. Lo vimos cuando se inventaron que en Iraq había armas de destrucción masiva y lo invadieron causando casi un millón de muertes de civiles para quedarse con el petróleo. No les importó en absoluto estas vidas. Lo hemos visto cuando el presidente alemán, Friedrich Merz, dice que “Israel está haciendo el trabajo sucio por nosotros” en relación a la guerra con Irán. No les importa la muerte de las personas.

No están locos, sino que son malas personas, son crueles y utilizan el poder sin ninguna empatía humana que les llevan a cometer barbaries sin titubear y sin que les quite el sueño; no tienen valores ni principios éticos. Puedo expresar esto, porque soy capellán de algunos psiquiátricos ya algunos años y puedo decir que los locos son buena gente, que los queremos, yo los quiero, y ellos nos quieren porque no tienen doblez. Son expresivos, cercanos y agradecidos. No son indiferentes a lo que ocurre en el mundo y cuando celebramos la Eucaristía en las peticiones piden por la paz y hasta algunos preguntan por qué nos tenemos que matar. Los veo sufrir cuando ven esos niños y niñas muertas por las bombas o con heridas.

Las personas con problemas de salud mental, como personas que son, presentan, en ocasiones, comportamientos de maldad y algunos cometen delitos y, a veces, delitos muy graves; no hay que ocultarlo ni restar la gravedad de determinados comportamientos que pueden provocar situaciones de violencia.

Si vemos la historia de la humanidad, muchos gobernantes actúan por el poder, la ambición, por considerarse emperadores del mundo por su gran poderío económico y militar y ejercen la crueldad y la barbarie contra las personas, los pueblos y las naciones. Deshumanizan al resto del mundo, incluso, a sus propios ciudadanos que se oponen a sus políticas llenas de inhumanidad, políticas que aplastan la dignidad humana, los derechos humanos y convierten la muerte en un arma poderosa para someter y dominar. Sienten que son los dueños de la vida y de la muerte. Su maldad llena de barbaridad y horror aparece siempre disfrazada de bondad y salvadores del mundo. ¿Cómo es posible que no nos demos cuenta de esto cuando vemos cómo son los causantes de la destrucción del mundo? ¿Cómo es posible que no nos demos cuenta cuando con sus decisiones ponen en peligro nuestras propias vidas y de la gente que queremos?

Estos gobernantes que reciben miles de votos y aplausos y parabienes se reúnen para crear países, para destruirlos con el paso del tiempo si les interesa y crear otros países. Son gobernantes cuya política es arruinar, colapsar, causar una destrucción masiva a quien se oponga a sus decisiones. El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, afirmó que un país “puede participar del menú o formar parte del menú”. ¿Se entiende, verdad?

Son gobernantes fríos, calculadores, sin remordimientos, mentirosos, manipuladores y que sacan lo peor de la ciudadanía, creando miedos y odios. Elaboran planes de guerras que se van ejecutando poco a poco hasta que ven el momento oportuno para iniciar el conflicto bélico en el nombre de una amenaza inventada y, sobre todo, aprovechándose de la indiferencia social, de esa sociedad anestesiada, desconcienciada e insensible y solo preocupada por su vida en términos de individualismo, el narcisismo o por comprarse el último modelo de móvil o viajar.

No digan que los gobernantes son locos cuando cometan crueldades, porque hay muchísimos locos que son buenos, muy buena gente, que cuando te ven te dan un abrazo y un beso que es sincero y lleno de cariño y amistad, sino que digan que son gobernantes brutales, que han hecho de la atrocidad su estrategia y que son lo suficientemente inteligentes para vender esa atrocidad como algo necesario porque dibujan a sus adversarios como un enemigo que te quiere matar y, por tanto, que hay que someter o eliminar. Lo dicho, estos gobernantes no están locos, son malas personas, son crueles, inmensamente crueles.