Nicolás Caropresi, referente de la economía popular de Argentina, desde la OIT: “Solo organizados podemos ser felices”

Nicolás Caropresi, referente de la economía popular de Argentina, desde la OIT: “Solo organizados podemos ser felices”
Nicolás Caropresi, miembro del ejecutivo nacional de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) e integrante de la delegación oficial argentina en la 113ª Conferencia Internacional del Trabajo, reflexiona en esta conversación por wasap sobre el reconocimiento internacional a los sectores excluidos del trabajo formal, el papel de las cooperativas, y el camino hacia una transición justa al trabajo formal. “Lo urgente es el reconocimiento de esas actividades [informales]”, afirma.

¿Qué significa para la UTEP participar por primera vez en la Conferencia Internacional del Trabajo?

Evaluamos que es muy importante, sobre todo en términos nacionales. La participación de la UTEP en la Organización Internacional del Trabajo, formando parte de la delegación oficial conformada por la CGT y las otras centrales, tiene un valor enorme: es un reconocimiento del resto de los actores en Argentina al papel central que hoy cumple la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular en el presente del trabajo.

Vivimos en un contexto donde la clase trabajadora ya no es la misma que hace 50 años. Hoy, más de la mitad de quienes trabajan están inventando su propio trabajo para subsistir. Por eso, nuestra presencia en la OIT representa, por un lado, un reconocimiento a nuestra herramienta organizativa, y por otro, un reconocimiento del sindicalismo formal a la realidad actual del trabajo y a las dificultades que tienen para representar a una clase trabajadora que ya no está enteramente bajo convenio.

¿Cómo valoran que la OIT haya situado la economía informal en el centro de la agenda global?

Vemos en esto una continuidad de un camino que venimos recorriendo desde hace más de una década. Un camino en el que han sido clave los encuentros de los movimientos populares con el papa Francisco. Hoy hay una aceptación, dentro del marco de la legislación internacional del trabajo, de que existe una parte del mundo del trabajo que no son trabajadores independientes, sino trabajadores de la economía popular.

“La clase trabajadora ya no es la misma que hace 50 años. Hoy, más de la mitad está inventando su propio trabajo para subsistir”

Son personas que inventaron su trabajo en una economía que aún no logra formalizarse. Para nosotros, es fundamental que esta discusión esté sobre la mesa. Durante años se habló de la transición hacia la formalidad, pero enfocada en la informalidad dentro de empresas formales. Ahora se empieza a poner el foco en cómo abordar la informalidad estructural, en cómo las legislaciones nacionales y la OIT pueden acompañar a los gobiernos para mejorar las condiciones de quienes trabajan en la economía informal y ayudarlos a salir de la clandestinidad.

¿Cómo están participando en los espacios de diálogo de la Conferencia? ¿Qué mensajes o propuestas concretas están trasladando?

Estamos participando activamente en las instancias de debate, como parte de la delegación oficial. Tenemos voz en varias de ellas, sobre todo en las comisiones de los trabajadores. Llevamos nuestras definiciones como UTEP, muchas de ellas trabajadas también en los encuentros de movimientos populares que impulsó el papa Francisco: la consigna de tierra, techo y trabajo; la idea del salario social complementario; y el reconocimiento de las cooperativas, no solo como parte de la economía social y solidaria, sino como una herramienta para dar un marco regulatorio y organizativo que saque de la criminalización a miles de trabajadores y trabajadoras.

Además, promovemos la sindicalización del sector. Eso implica, por un lado, que haya organizaciones propias del trabajo popular, y por otro, que los sindicatos tradicionales abran sus puertas y acompañen esa organización gremial.

¿Qué recepción están teniendo sus planteamientos? ¿Sienten que su voz empieza a ser reconocida como parte del mundo del trabajo?

Sí, creemos que hay muy buena recepción. Además, estamos articulando con otras organizaciones de África, Asia y América Latina. Ese trabajo de articulación nos está ayudando a ordenar los planteos comunes de los trabajadores y trabajadoras de la economía popular en todo el mundo.

También hay que agradecer a la organización internacional WIEGO, que nos sostuvo materialmente para poder estar acá. Por un lado, fuimos incluidos en la delegación oficial de la CGT, pero por otro, sin ese apoyo de WIEGO no hubiéramos podido participar ni construir estos vínculos globales.

FOTO | Representantes de WIEGO y de federaciones internacionales de economía popular en la 113 Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT

¿Qué políticas consideran necesarias para avanzar en una transición justa y efectiva a la formalidad?

Primero, hay que abordar la clandestinidad en la que vive nuestro sector. Hay casos obvios, como los cartoneros o la venta ambulante, donde la criminalización es muy evidente. Lo urgente es el reconocimiento de esas actividades, crear marcos regulatorios que permitan organizar mejor ese trabajo.

“Los trabajadores inventaron su trabajo en una economía que todavía no logra ser formalizada”

También planteamos el acceso a la seguridad social. Compartimos lo que en Argentina habíamos conquistado, que en parte era una aplicación de la Recomendación 204 de la OIT, en articulación con la CGT y los gobiernos anteriores. Lamentablemente, el gobierno de Milei borró todo eso de un plumazo.

Finalmente, está el derecho a la organización. Como ya dije, es necesario que los gremios formales permitan que los trabajadores se defiendan con las herramientas que han sabido inventar desde su propia experiencia.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las personas trabajadoras que aún no están organizadas?

Que organizarse es la única manera de mejorar nuestra situación. Los ricos, los empresarios, tienen los medios de producción, el dinero, el Estado, la policía… todo. Nosotros solo tenemos nuestra cantidad, nuestra masividad. Y esa fuerza solo puede transformarse en poder real si está organizada.

Hoy, más que nunca, en un mundo donde todo está en duda y nada puede darse por sentado, necesitamos unirnos. Para defender lo poquito que tenemos, pero también para mejorar nuestras condiciones de vida. Solo organizados podemos ser felices. Eso es indudable.