Melani Ruiz, joven obrera cristiana: La fe se construye compartiendo vida

Una fe que escucha y transforma, en palabras de Melani Ruiz, joven obrera, sacudió corazones, este miércoles 4 de junio, en el marco de un nuevo Face to Face, en las vísperas del Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Jóvenes de toda la diócesis se dieron cita en este espacio de encuentro y escucha mutua.

El Face to Face es una iniciativa diocesana de oración semanal para jóvenes, impulsada por la Delegación de Juventud, que se celebra todos los miércoles en el Sagrario de la Catedral de Jaén. Incluye adoración eucarística, oración, testimonios, confesión y música, con el objetivo de que los jóvenes se acerquen a Jesús y fortalezcan su fe.

En esta ocasión, brilló con fuerza el testimonio valiente y esperanzador de Melani Ruiz sobre cómo la fe puede renacer en medio de la precariedad. Melani tiene 28 años, es natural del barrio de Las Moreras (Córdoba) y actualmente es secretaria general de la Juventud Obrera Cristiana (JOC).

Melani no vino a hablar solo de sí misma, sino de un camino compartido: “La JOC no se entiende sin la comunidad. Como la Iglesia, es una experiencia compartida”. En sus palabras resonó la voz de muchos jóvenes que, como ella, han atravesado la precariedad, la invisibilidad y el abandono institucional, pero también han encontrado espacios donde ser mirados con dignidad, escuchados con respeto y acompañados con amor.

Desde niña, Melani rezaba con su madre, pero pronto esa fe empezó a vaciarse de sentido. “¿De qué me sirve rezar si nada cambia?”, se preguntaba. El miedo, la culpa y la sensación de juicio parecían estar más presentes que la esperanza. Vivía la fe como una carga, no como un camino. Y mientras tanto, veía cómo su entorno sufría: vecinas sin recursos, su madre luchando contra la depresión, la soledad como paisaje cotidiano.

FOTO | Melani, segunda por la izquierda, acompañada de militantes de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)

La luz llegó, poco a poco, a través de su hermano, quien ya participaba en la JOC. Le habló de campañas sobre vivienda digna, empleo precario, juventud obrera… y la llevó a un campamento. Allí, sin saberlo, comenzó algo nuevo: una fe que no culpaba, sino que abrazaba. Una comunidad que preguntaba: “¿cómo te sientes?”, y escuchaba de verdad. Así descubrió que Dios no castiga: acompaña.

“Sentí que mi voz valía. Que también yo importaba. Que podía ser protagonista de mi entorno. Y desde ahí, empecé a descubrir el amor de Dios”, compartió con sinceridad. La experiencia se fue asentando poco a poco, hasta convertirse en una fe firme, viva y encarnada en lo cotidiano. “No fue una fe que se encendió de golpe, sino una montaña construida grano a grano. Una fe con sentido, que me impulsa a transformar el mundo desde el amor.”

Melani explicó cómo, en la JOC, evangelizan desde la realidad concreta del mundo obrero. Un mundo a menudo silenciado, asociado a la precariedad, pero también lleno de resistencia, creatividad y vida comunitaria. Y citó a Joseph Cardijn, fundador del movimiento, que hablaba de tres verdades fundamentales: la dignidad de cada joven, las injusticias que la niegan y la necesidad de organizarse para transformar la realidad. “Una joven trabajadora vale más que todo el oro del mundo”, recordó con firmeza.

Para Melani, ser cristiana hoy implica compromiso activo. “No desde el asistencialismo, sino desde el protagonismo. No por los demás, sino con los demás. Porque acompañar a alguien en su camino, creyendo que es capaz, es el mayor gesto de amor”. En su testimonio también resonó la voz de Laura, otra joven de la JOC en Sevilla, quien define su fe como “impulso, fuerza, llamada”. Una fe que no paraliza, sino que moviliza. Que no se acomoda, sino que transforma.

Desde su experiencia, Melani no duda: la fe se construye compartiendo vida. En los equipos de vida, en los barrios, en los trabajos y en las familias. En el campamento que cada año celebra la JOC andaluza —el mismo que transformó su vida hace ya quince años— y donde hoy acompaña a nuevas generaciones que empiezan a descubrir, como ella, que hay esperanza.

El testimonio de este encuentro ha llevado a las parroquias de San Juan y San Pedro, en el barrio de San Juan de Jaén capital, y a la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en Villargordo, a comprometerse durante el curso 2025-2026 con una presentación de la JOC en sus comunidades parroquiales.

En este Pentecostés 2025, con gratitud, reconocemos el testimonio de tantas personas laicas, en barrios obreros, cárceles, política, medios de comunicación, educación o el ámbito digital, que encarnan la esperanza cristiana. Que, junto a Melani y tantos otros jóvenes, seamos “misioneros enamorados”, capaces de transmitir el amor que nos ha transformado. Un amor que escucha, que se implica, que construye reino en lo pequeño y cotidiano.