El Vaticano alerta del aumento del gasto militar y reclama que esos recursos se destinen al desarrollo, la salud, la educación y la alimentación

El Vaticano alerta del aumento del gasto militar y reclama que esos recursos se destinen al desarrollo, la salud, la educación y la alimentación
La Santa Sede ha vuelto a poner en el centro del debate internacional la vinculación entre pobreza, subdesarrollo y conflicto, así como la necesidad de orientar los esfuerzos globales hacia el desarrollo humano integral como vía concreta para la paz

En una intervención ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, monseñor Marco Formica, consejero de la Santa Sede ante la ONU, defendió este lunes la creación de un fondo mundial para el desarrollo financiado en parte mediante la reasignación de los actuales gastos en armamento.

Formica intervino en el debate abierto del Consejo de Seguridad titulado “Pobreza, subdesarrollo y conflicto: implicaciones para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”, subrayando la conexión directa entre estas realidades.

“La erradicación de la pobreza en todas sus manifestaciones es el mayor reto mundial y una condición sine qua non para el desarrollo sostenible”, afirmó citando la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En este contexto, denunció que las raíces de la pobreza se asocian frecuentemente con “la injusticia, la exclusión y la negación de los derechos fundamentales”, y recordó las palabras del papa Pablo VI: “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.

Una propuesta concreta: redirigir los fondos militares

La propuesta principal de la Santa Sede consiste en la creación de un fondo global para el desarrollo, alimentado mediante una redistribución parcial del presupuesto militar de los países:

“La Santa Sede sigue inquieta por el gasto militar cada vez mayor, que desvía recursos muy importantes que se podrían invertir en el desarrollo y en sectores tales como la salud, la educación y la alimentación”, explicó el representante vaticano.

Formica precisó que este fondo permitiría “erradicar la pobreza y el hambre y promover el desarrollo en las regiones en posición más desventajosa del mundo”, lo que contribuiría a “un camino más justo y sostenible para la paz y protegería y promovería la dignidad humana”.

La paz no es solo ausencia de guerra

El delegado de la Santa Sede destacó que el concepto de paz debe ir más allá de la mera ausencia de conflictos bélicos. “La paz no es solo la ausencia de guerra, sino más bien la promoción activa de la fraternidad humana, la cooperación y la propiedad compartida para todos”, sostuvo.

En su conclusión, insistió en la necesidad de integrar la visión del desarrollo humano integral en todas las arquitecturas institucionales de consolidación de la paz:

“Una paz duradera requiere un compromiso con el desarrollo humano integral, defendiendo la dignidad de Dios para cada persona y promoviendo las condiciones necesarias para la justicia, la solidaridad y el desarrollo de todos”.