La Revuelta de Mujeres en la Iglesia reclama a León XIV que avance hacia la plena igualdad

La Revuelta de Mujeres en la Iglesia reclama a León XIV que avance hacia la plena igualdad
Mujeres cristianas de todo el país se reúnen en un nuevo encuentro para impulsar una Iglesia “más circular y menos jerárquica”. Reclaman al papa León XIV que avance hacia la plena igualdad

Con el lema “Creyentes y feministas: razones para la esperanza”, doscientas mujeres cristianas procedentes de 29 diócesis—de las 33 en las que existen actualmente este movimiento— se han dado cita este fin de semana en El Escorial para reafirma su compromiso con la igualdad y el Evangelio, en el tercer encuentro estatal de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia – Alçem la veu, un movimiento que desde su nacimiento en 2020 no ha dejado de crecer y de interpelar a la Iglesia desde una mirada de fe, igualdad y compromiso.

“El propio crecimiento de este movimiento de la Revuelta es una razón para nuestra esperanza”, afirman las participantes en un comunicado conjunto. “Nacimos en 2020 y estamos presentes ya en 33 lugares de nuestro país, lo que apunta a que cada vez más mujeres deseamos que ‘la igualdad se haga costumbre’ en el mundo y en la Iglesia, como apunta nuestro lema”.

Las mujeres cristianas insisten en que desean “ser y estar en igualdad con los varones en una Iglesia más circular y menos jerárquica, más laical y menos clerical”, y subrayan su compromiso con una Iglesia que ponga en el centro a quienes han sido marginadas, también dentro de la comunidad eclesial.

Esperanza ante el nuevo pontificado de León XIV

El encuentro, organizado desde hace meses, ha coincidido con un momento de gran relevancia eclesial: el inicio del pontificado de León XIV. Las mujeres de la Revuelta valoran positivamente sus primeras palabras y gestos. “Es una razón de esperanza la elección de León XIV, que en sus primeras manifestaciones ha apuntado a continuar el camino de la sinodalidad abierto por Francisco, en el que todos avanzamos juntos, una Iglesia servidora y misericordiosa, abierta y acogedora a todos, todos, todos”, subrayan.

En este contexto, plantean al nuevo papa “que vaya más allá en el camino hacia la igualdad de las mujeres en la Iglesia; le pedimos que impulse la reforma de las costumbres, de las doctrinas y de las leyes de la Iglesia que siguen ancladas en una concepción patriarcal clerical, que mantiene la subordinación de la mujer y su invisibilidad en numerosos espacios de la comunidad eclesial”.

“El patriarcado es pecado”

Desde una espiritualidad liberadora y enraizada en la vida, el movimiento sostiene que “el trabajo y el pensamiento de las mujeres, así como su acceso a los lugares de toma de decisiones, es fundamental para la necesaria conversión de la Iglesia al Evangelio”. Citan también las palabras del nuevo pontífice en su primer saludo como pastor de la Iglesia universal: “Una Iglesia sin miedo, que confía en Dios y en que el mal no prevalecerá”.

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“Queremos que la Revuelta sea identificada no solo por la igualdad de las mujeres en la Iglesia, sino por su denuncia de que el patriarcado es pecado y la gloria de Dios es que las mujeres vivamos y lo hagamos en plenitud y abundancia”, denuncian.

Compromisos concretos desde la esperanza

Como fruto del encuentro, las mujeres de las distintas Revueltas han reafirmado su apuesta por la esperanza concreta, encarnada en acciones que ya vienen desarrollando y que desean fortalecer. Entre ellas, se comprometen a seguir creando comunidades cristianas sororales y a mantener un esfuerzo constante de formación teológica y feminista. Asimismo, promoverán la teología feminista tanto desde su vida cotidiana como desde los espacios públicos, al tiempo que reivindican su presencia en todos los ámbitos eclesiales posibles: en la liturgia —incluido el altar—, en la organización, en la representación y en la expresión pública de la fe.

Del mismo modo, continuarán apoyando la pastoral de la diversidad sexual en todos los niveles de la Iglesia, al tiempo que exigen estructuras diocesanas eficaces para la prevención, denuncia, escucha y acompañamiento de víctimas de abusos, tanto menores como adultos. También celebrarán la vida y la fe desde la perspectiva de las mujeres, recuperando imágenes, símbolos y lenguajes inclusivos y liberadores, y producirán materiales litúrgicos y pastorales que incorporen la perspectiva de género.

Junto a esto, promoverán una espiritualidad enraizada en la vida y en el compromiso por otro mundo posible, donde la vida de las mujeres importe, y renovarán su compromiso con las mujeres empobrecidas y con todas las periferias sociales y existenciales. Finalmente, fortalecerán su participación en el diálogo con los movimientos feministas de la sociedad civil y consolidarán su colaboración con redes internacionales del feminismo católico, con especial atención al sur global.

Este tercer encuentro ha sido, para muchas de las participantes, una experiencia profunda de comunión, discernimiento y determinación. “Porque el Dios de la vida que ama a sus criaturas nos quiere libres e iguales y condena, por tanto, todo lo que impide nuestra plenitud”, concluyen.