Desprotección de las mujeres migrantes del empleo doméstico

«Cuidar» y «ser cuidado» son derechos inherentes a toda persona. No obstante, todavía son privilegios de difícil acceso para la gran parte de la ciudadanía. De hecho, las políticas públicas del Estado de bienestar español siguen apoyándose en las solidaridades familiares, trasladando así a las familias la responsabilidad del cuidado de sus miembros.
Esta subordinación sistémica sigue recayendo especialmente en las mujeres. Solo cuando las familias cuentan con recursos económicos se recurre a la externalización de los cuidados en el ámbito del hogar. Sin embargo, nos encontramos ante un contexto social de déficit de cuidados, lo cual se sostiene gracias al trabajo invisibilizado de las mujeres de origen migrante trabajadoras del hogar.
Con el informe Cuidar con Derechos, Vivir con Dignidad, recientemente publicado por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM España), se reitera que, en el sector de los cuidados, los trabajos realizados en el ámbito del hogar ocupan el escalón más bajo y dentro de este, las trabajadoras de origen migrante en situación administrativa irregular se sitúan aún más abajo, sometidas a discriminaciones múltiples y con frecuencia imposibilitadas de acceder a un puesto de trabajo con condiciones laborales dignas. De hecho, se trata de uno de los sectores más precarios, peor remunerados y desprotegidos de empleo, que aboca a sus trabajadoras a permanecer en una economía sumergida.
En efecto, el informe revela datos preocupantes: el 65,4% de las trabajadoras entrevistadas se encuentra en situación administrativa irregular; el 46% trabaja en régimen interno; el 54% de las que desarrollan trabajos en régimen externo trabaja menos de 20 horas semanales; el 57,7% todavía no ha conseguido firmar un contrato laboral ni ha sido dado de alta en la Seguridad Social.
Pero es que el 54,5% afirma percibir el salario mínimo interprofesional estipulado por ley, sin embargo, trabaja más de 40 horas semanales; el 91,3% afirma trabajar más de 40 horas semanales; el 38,1% dice trabajar 24 horas al día, es decir, permanece todo el tiempo disponible para atender a las necesidades de las personas cuidadas, asumiendo jornadas de trabajo correspondientes a la de tres trabajadoras; mientras que el 21,7% no cobra ni ve compensados los tiempos de descanso no disfrutados.
No menos relevante es el hecho de que el 77% de estas mujeres tienen hijos, hijas y otros familiares a cargo. El 71% se encuentran en las sociedades de origen, pero el 29% vive en España. Para poder cuidar de los suyos se ven obligadas a cuidar de otros, tantas veces sometidas a condiciones laborales degradantes.
Asimismo, el estudio revela que, pese a una mayor disponibilidad de información, prevalece el desconocimiento de los derechos y obligaciones laborales de estas trabajadoras. Solo un 38,5% de las trabajadoras encuestadas afirma conocer sus derechos. Por otro lado, el 58% de las encuestadas identifica el derecho a cobrar un sueldo acorde con lo establecido por ley como el derecho mayormente vulnerado.
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Investigadora social
Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones
Universidad de Comillas