Aumentan las denuncias contra la estrategia militar de Israel en Palestina

Un nuevo informe de Oxfam Intermón se suma a las múltiples denuncias sobre la estrategia militar que está desplegando el Ejército de Israel en los territorios ocupados de Palestina.
La organización humanitaria advierte que el ejército israelí ha confinado a la población palestina en campamentos superpoblados y sin infraestructuras básicas, mientras continúan los bombardeos.
Hace unas semanas, Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, calificó las acciones de Israel como “un libro de texto sobre genocidio“.
Durante una intervención virtual en una conferencia organizada por Los Verdes en el Parlamento Europeo, Albanese afirmó que la ofensiva israelí busca avanzar en la eliminación colonial y la limpieza étnica de Palestina.
En la misma línea, Bushra Khalidi, responsable de políticas de Oxfam en Jerusalén, denuncia que, tras más de 600 días de operaciones militares, los ataques han dejado a la población civil acorralada y bajo un bombardeo sistemático. Aunque Israel ha argumentado que su objetivo es Hamás, las cifras reflejan que son los civiles quienes han sido masivamente desplazados y asesinados.
Violaciones al derecho internacional
El informe de Oxfam recuerda que, según el Cuarto Convenio de Ginebra (1949), una potencia ocupante solo puede evacuar a civiles por su propia seguridad o razones militares imperativas. Incluso en esos casos, la evacuación debe ser temporal y garantizar el regreso seguro de los desplazados. Además, los artículos 55 y 56 obligan a la potencia ocupante a proporcionar alimentación, atención médica y condiciones adecuadas de vida.
Sin embargo, Israel ha utilizado el desplazamiento forzado masivo junto con su ofensiva militar para recluir a la población palestina en zonas aisladas y sin recursos esenciales. Desde la ruptura del alto el fuego, el ejército israelí ha emitido una orden de desplazamiento cada dos días, confinando a la población en áreas que abarcan menos del 20% de la Franja de Gaza.
Los llamados “corredores de seguridad” —Filadelfia, Murag, Kisufim, Netzarim y Mefalsim— han dividido Gaza en cinco zonas, restringiendo la circulación y sellando el acceso al norte y al sur del territorio. Esta estrategia militar ha dejado a cientos de miles de palestinos sin posibilidad de buscar refugio ni asistencia.
Desmantelamiento sistemático de Gaza
Oxfam advierte que el objetivo real de Israel no es neutralizar una amenaza militar, sino llevar a cabo una campaña deliberada para despoblar Gaza. La magnitud de los desplazamientos es devastadora: solo entre el 15 y el 20 de mayo, más de 160.000 personas fueron obligadas a abandonar sus hogares, sumándose a un total de 600.000 desplazados desde marzo.
Las llamadas “zonas de distribución de ayuda” establecidas por Israel no cumplen con las reglas de seguridad ni dignidad humanitaria. Lugares como Al-Mawasi, inicialmente hogar de 7.000 habitantes, han sido designados como refugio para cientos de miles de desplazados, a pesar de su falta de infraestructura y los ataques recurrentes sobre la zona.
“La gente está tan agotada que muchos preferirían morir antes que seguir huyendo”, lamenta Fidaa Alaraj, asesora de género de Oxfam en Gaza, quien ha sido desplazada con su familia en múltiples ocasiones.
Rechazo internacional y movilización por la paz
Israel intenta justificar su plan mediante la creación de centros humanitarios militarizados, donde civiles recibirían ayuda bajo custodia armada. Sin embargo, organizaciones internacionales han rechazado la propuesta, calificándola de coercitiva y contraria a los principios humanitarios.
La Coordinadora de ONG para el Desarrollo denuncia que “Gaza sufre una de las mayores barbaries de la historia reciente”, mientras que la ONU señala que el 92% de las viviendas han sido dañadas o destruidas.
Ayer mismo, más de 30 organizaciones de diferentes confesiones—judíos, musulmanes, cristianos y drusos— marcharon en Jerusalén para reclamar una convivencia pacífica, según recoge el sitio de noticias de la Sociedad Suiza de Radio y Televisión.
“La religión no tiene por qué ser el problema, puede ser parte de la solución”, defendió Yakir Renbaum, de la ONG Rabinos por los Derechos Humanos.
Activistas israelíes como Regula Alona, del movimiento Women Wage Peace, también instan al fin de la ofensiva militar, que ha causado más de 54.000 muertes, entre ellas al menos 16.500 niños.
“La guerra debe acabar ya, y deben empezar las negociaciones”, exigió Alona.
Exigencia global de una solución política
A medida que se acerca la Cumbre de la Solución de Dos Estados, programada para junio en Nueva York, Oxfam insta a los líderes mundiales a exigir a Israel el levantamiento del asedio y el abandono de cualquier plan de anexión de Gaza y Cisjordania.
“La paz no puede negociarse sobre las ruinas de Gaza ni con el robo de tierras palestinas”, advierte la organización.
Lo que está en juego no es solo el futuro de Palestina, sino la integridad de toda nación que defiende el derecho internacional, concluye Oxfam Intermón.

Redactor jefe de Noticias Obreras