El bloqueo de Gaza ahoga a la población mientras continúa la ofensiva del ejército israelí

La situación humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles extremos, con cientos de miles de personas desplazadas y un colapso casi total de los servicios básicos, tras el bloqueo de la ayuda humanitaria y la reanudación de la ofensiva militar.
Desde el pasado 18 de marzo, en que el ejército israelí reanudó sus operaciones militares sobre la Franja de Gaza, después de haber ordenado el 2 de marzo el bloqueo de toda ayuda humanitaria y bienes comerciales, sus más de dos millones de habitantes están viviendo un verdadero infierno.
“Es difícil explicar la terrible situación actual en Gaza”, afirmaba Clemence Lagouardat, responsable de la respuesta de Oxfam Intermón en la zona, al cumplirse las ocho semanas de bloqueo.
El sitio al que está sometida la franja ha causado la muerte de al menos 70 niños, 52 por desnutrición y 17 por frío extremo. Además, los bombardeos israelíes han afectado hospitales, escuelas y edificios residenciales, agravando aún más la crisis desata por la invasión israelí y alentando las denuncias de genocidio. La ONU ha calificado la situación como la peor crisis humanitaria en Gaza desde el inicio de la ofensiva en octubre de 2023.
“Nuestro personal presencia a diario escenas de masacre y desesperación. La gente está aterrorizada, obligada a abandonar sus hogares con apenas unos minutos de aviso y llevando solo lo que pueden cargar”.
Oxfam Intermón y sus socios locales no han podido recibir ni un solo camión con alimentos, agua, kits de higiene o cualquier otro suministro vital. La organización señala que sus reservas están al borde del agotamiento, desde el cierre de los pasos fronterizos.
La situación se ha agravado desde el 18 de marzo, cuando se intensificaron los bombardeos y aumentaron las órdenes de desplazamiento forzoso emitidas por Israel. Aproximadamente el 70% del territorio de Gaza se encuentra bajo órdenes de evacuación o designado como zona de exclusión, lo que ha afectado directamente a más de 500.000 personas.
Una trabajadora de Oxfam Intermón desplazada recientemente desde Rafah relataba: “Durante el primer desplazamiento no dormimos nada por los disparos. Viajamos nueve personas en un coche para cuatro, con niños llorando y sin saber adónde ir. Luego, en pleno Eid, tuvimos que huir nuevamente por una nueva orden. Nadie está a salvo”.
La organización también denuncia que las restricciones impuestas por Israel impiden las labores de ayuda más básicas. “Con tantas personas desplazadas, la presión sobre los escasos recursos es enorme. Incluso entregar agua se ha vuelto una operación arriesgada”, explica Lagouardat.
Mohammad Nairab, director de la Asociación Palestina de Amigos del Medio Ambiente (PEF), socio de Oxfam Intermón, subraya: “Nada podría habernos preparado para esta guerra sin precedentes. El daño psicológico y físico es profundo. Pero seguimos trabajando porque la gente depende de nosotros para conseguir agua”.
Oxfam Intermón recuerda que la falta de agua potable y el colapso de instalaciones sanitarias están provocando una emergencia de salud pública. La electricidad está cortada, los generadores no funcionan por falta de combustible, y los precios de los alimentos han subido hasta seis veces su valor habitual.
“Es hora de detener este terror y esta masacre”, exige Lagouardat. “Debe levantarse de inmediato el asedio para permitir la entrada de ayuda humanitaria a gran escala”.
Oxfam Intermón reclama un alto el fuego permanente, el regreso seguro de rehenes israelíes y prisioneros palestinos detenidos ilegalmente, y la rendición de cuentas por los crímenes cometidos. Asimismo, pide a los Estados que suspendan la venta de armas a Israel para no ser cómplices de posibles crímenes de guerra.
Según el derecho internacional humanitario, los desplazamientos forzosos masivos sin condiciones de seguridad, alojamiento, agua y atención médica adecuadas, como los que se están produciendo en Gaza, están expresamente prohibidos.

Redactor jefe de Noticias Obreras