El Círculo de silencio de Huelva pide justicia para las trabajadoras del hogar migrantes: “Todos los derechos, todos los días”

El Secretariado de Migraciones de la diócesis de Huelva y las entidades convocantes insisten en que la realidad sufriente de las trabajadoras del hogar, mayoritariamente mujeres migrantes, requiere una respuesta social y política decidida
Como cada último miércoles de mes, el Secretariado Diocesano de Migraciones de Huelva, en colaboración con diversas entidades sociales de la diócesis —entre ellas, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)— ha realizado un nuevo Círculo de silencio frente a la Iglesia de la Concepción. En esta ocasión, la concentración se desarrolló con el lema “Empleadas del hogar migrantes”, con el objetivo de visibilizar la dura realidad que enfrentan muchas mujeres migrantes en el trabajo doméstico y de cuidados.
La convocatoria buscó, una vez más, sensibilizar a la ciudadanía y denunciar públicamente las situaciones de precariedad, invisibilidad y vulneración de derechos que siguen padeciendo estas trabajadoras, a pesar de los avances legislativos recientes. En el acto se leyó el manifiesto Todos los derechos todos los días para todas las trabajadoras del hogar y los cuidados elaborado por la Asociación Latinoamérica Huelva para todos y todas, que expresó con claridad la urgencia de una respuesta institucional y social frente a una realidad injusta.
Un trabajo esencial aún sin reconocimiento
Desde febrero de 2024 está en vigor en España el Convenio 189 de la OIT sobre trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos. Esta ratificación ha supuesto una serie de avances legales, entre ellos, el acceso a la prestación por desempleo, la inclusión en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la eliminación del despido por desistimiento, según reconocen las entidades convocantes. No obstante, el manifiesto leído en el Círculo advirtió que “debemos seguir exigiendo las garantías para su aplicación y cumplimiento”.
A pesar de este contexto de derechos, las condiciones reales de muchas trabajadoras del hogar siguen marcadas por la desigualdad. “Seguimos cobrando por debajo del salario mínimo; nuestros horarios laborales no son respetados. El régimen de trabajo interno está expuesto a todo tipo de abusos frente a los que no hay protección por parte de las instituciones del Estado”, denunciaron.
Una de las cuestiones más graves que se señalaron fue la falta de reconocimiento económico del trabajo nocturno en los casos de internas, lo cual —según se afirmó— “menoscaba su salud física y mental”.
Migrantes, mujeres, cuidadoras… y excluidas
El texto leído puso el foco en la confluencia de múltiples factores de exclusión: la condición migrante, el trabajo informal, la feminización del sector y, en muchos casos, la irregularidad administrativa. Una intersección que deja a estas mujeres en situación de extrema vulnerabilidad y explotación.
“El sistema económico colapsaría sin el trabajo cotidiano de cuidados”, se subrayó, recordando que este sector representa una puerta de entrada al empleo para muchas mujeres migrantes de América Latina, aunque eso implique, en la mayoría de los casos, “desarrollar actividades que distan mucho de sus estudios y experiencias, lo que conlleva a una importante limitación de sus capacidades y crecimiento personal”.
Además, se destacó que estas trabajadoras carecen de los derechos contemplados en el Estatuto de los Trabajadores. “La precariedad, vulnerabilización y explotación laboral por su condición de mujer migrante irregular” persisten y son normalizadas.
El texto abordó también la carga emocional y social que estas mujeres soportan: la lejanía de sus hijos, la doble responsabilidad económica y el abandono de su propio bienestar. “Muchas mujeres descuidan su salud mental, emocional, bienestar personal y social, incluso su formación, para dedicarse a ganar dinero”, se afirmó. Esta situación dificulta su participación en espacios de lucha colectiva por sus derechos.
Invisibilidad estructural y estereotipos sociales
La denuncia también se extendió a la falta de acceso a información oficial y a programas de formación adaptados a personas migrantes en situación administrativa irregular. “La clandestinidad invisibiliza y precariza aún más a las trabajadoras del hogar”, se expresó, aludiendo además al desconocimiento generalizado de los derechos laborales incluso entre quienes los padecen, “se creen que por su condición no tienen derechos ni pueden exigir condiciones laborales dignas”, subrayan.
El manifiesto subrayó el peso de los estereotipos que recae sobre estas mujeres. “Pisan territorio español como mujeres, pero de inmediato se les atribuyen estereotipos como migrantes, latinas, irregulares”, lo que agrava su exclusión social.
El texto invitó a reflexionar: “Cuando veas en tu parque, en tus calles una mujer latina tirando de una silla de ruedas, acompañando a una persona mayor, llevando niñas/os al colegio, pregúntate: ¿qué profesional será esa mujer? ¿Por qué vino a España?, porque no solo son cuidadoras, también son personas con sueños y esperanzas atravesando un duelo migratorio por todo lo que dejaron atrás y soñando con ese día en que puedan demostrar todo lo que son y lo que valen”, concluyó.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)