Vivir en habitaciones ha pasado de ser una “alternativa transitoria” a ser una solución permanente

Así se constata en el informe de Cáritas de Barcelona y Observatorio de la Vivienda Digna de Esade Exclusión compartida, vivir en una habitación en un contexto de exclusión residencial y social que identifica las características de esta tipología de vulnerabilidad, así como las implicaciones que conlleva en el día a día de las personas
“El objetivo principal del estudio es conocer, visibilizar y denunciar la realidad de las personas que viven en habitaciones, en un contexto de exclusión residencial y social”, ha explicado Guillermo Oteros, técnico del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas Barcelona. En este sentido, Cáritas recuerda que, en 2023, más de 50.000 personas atendidas por esta organización en Cataluña vivían en habitaciones.
El estudio analiza la exclusión residencial y sus efectos en la vida diaria. “Las dificultades de la exclusión residencial se suman a otras formas de exclusión social. Debemos visibilizar esta realidad para garantizar el derecho a una vivienda adecuada”, ha señalado Ignasi Martí, director del Observatorio de la Vivienda Digna de Esade.
El informe destaca que vivir en una habitación ha pasado de ser una solución temporal a convertirse en la única opción para muchas personas. “Las crecientes dificultades para acceder a una vivienda digna hacen que compartir habitación sea la única alternativa para quienes están en exclusión social”, advierten los autores.
El estudio subraya la inseguridad jurídica de quienes carecen de contrato escrito, lo que genera inestabilidad y riesgo de desalojo inmediato. “La incertidumbre de perder el techo de un día para otro provoca angustia y vulnerabilidad”, explica Oteros. Además, la falta de empadronamiento impide el acceso a servicios básicos como sanidad y escolarización.
Impacto en la salud y la convivencia
La falta de espacio propio y las restricciones en el uso de zonas comunes generan estrés, tensión y afectan la salud mental. “La incertidumbre sobre la vivienda y los conflictos de convivencia pueden ser insostenibles para adultos y niños”, advierten los investigadores.
Las limitaciones en el acceso a cocina, baño o internet agravan la situación, especialmente para familias con hijos. “Los niños crecen sin espacio para jugar o estudiar, lo que afecta su desarrollo y bienestar”, alertan.
Eduard Sala, director de Cáritas Barcelona, ha reclamado recuperar la función social de la vivienda, aumentar el parque de alquiler social y fomentar incentivos para propietarios. “Vivir en una habitación es un ‘barraquismo vertical’. Es esencial fortalecer el arraigo y la comunidad”, concluye.

Redacción de Noticias Obreras.