La interrupción de la ayuda o la reanudación de la violencia en Gaza puede provocar un desastre de salud pública

La interrupción de la ayuda o la reanudación de la violencia en Gaza puede provocar un desastre de salud pública
El asalto militar israelí continuado ha destruido 1.675 kilómetros de redes de agua y saneamiento en la Franja de Gaza. En las gobernaciones de Gaza del Norte y Rafah, la población dispone de menos del 7% de los niveles de agua que había antes del conflicto

Solo dos de los 35 pozos en Rafah están actualmente en funcionamiento, mientras que más del 80% de la infraestructura de agua y saneamiento en toda la Franja de Gaza ha sido destruida parcial o totalmente, incluidas las seis principales plantas de tratamiento de aguas residuales.

“Ahora que han cesado las bombas, apenas hemos empezado a comprender la magnitud de la destrucción de la infraestructura de agua y saneamiento de Gaza. La mayoría de las redes de agua y saneamiento vitales se han perdido por completo o están paralizadas, lo que está creando unas condiciones de higiene y salud catastróficas”, ha declarado Clémence Lagouardat, coordinadora humanitaria de Oxfam Intermón en Gaza.

“Nuestro personal y nuestros socios nos han contado cómo la gente les para en las calles para pedirles agua, y que los padres no beben para ahorrar agua para sus hijos e hijas. Es desgarrador oír que los niños y niñas tienen que caminar kilómetros para conseguir un solo bidón de agua”, ha añadido.

Según informa Intermón Oxfam se han destruido casi 1.700 kilómetros de redes de agua y saneamiento. Se necesitan urgentemente reparaciones costosas de las redes, pero Israel se niega a aprobar los suministros.

Si bien la reanudación de la ayuda a Gaza, incluido el combustible para hacer funcionar las instalaciones de agua y saneamiento que no han sufrido daños, junto con el transporte de agua en camiones cisterna, ha mejorado la cantidad de agua disponible para la población en algunas partes de Gaza, “el panorama sigue siendo extremadamente sombrío y peligrosamente crítico, especialmente en las gobernaciones de Gaza del Norte y Rafah, advierte Oxfam Intermón.

En la provincia de Gaza del Norte, el ejército israelí ha destruido casi todos los pozos de agua. Más de 700.000 personas han regresado y han encontrado barrios enteros arrasados.

Para los pocos cuyas casas siguen en pie, el agua es inexistente debido a la destrucción de los tanques de almacenamiento de los tejados. En Rafah, más del 90% de los pozos y embalses de agua han resultado parcial o totalmente dañados, y la producción de agua es inferior al 5% de su capacidad anterior al conflicto. Actualmente, solo dos de los 35 pozos están en funcionamiento.

La destrucción de las tuberías de agua de Gaza significa que el 60% del agua se está filtrando al suelo en lugar de llegar a la población. Más del 80% de la infraestructura de agua y saneamiento en toda la Franja de Gaza ha sido destruida parcial o totalmente, incluidas las seis principales plantas de tratamiento de aguas residuales.

El 85% de las estaciones de bombeo de aguas residuales (73 de 84) y las redes han sido destruidas. Algunas han sido reparadas, pero necesitan combustible con urgencia para funcionar. El 85% de las pequeñas plantas de desalinización (85 de 103) han sido parcialmente dañadas o completamente destruidas. El 67% de los 368 pozos municipales han sido destruidos. La mayoría de los pequeños pozos privados no pueden funcionar debido a la falta de combustible o generadores.

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La falta de agua potable, combinada con el desbordamiento de aguas residuales sin tratar en las calles, ha desencadenado una explosión de enfermedades infecciosas y transmitidas por el agua.

Riesgo inminente de brotes epidémicos

Según la Organización Mundial de la Salud, el 88% de las muestras ambientales examinadas en Gaza estaban contaminadas con polio, lo que indica un riesgo inminente de brote. Las enfermedades infecciosas, incluidas la diarrea acuosa aguda y las infecciones respiratorias (que son actualmente las principales causas de muerte), también están aumentando: se notifican 46.000 casos semanales, en su mayoría de niños y niñas.

La varicela y otras enfermedades de la piel, como la sarna y el impétigo, también se están propagando rápidamente, en particular entre las poblaciones desplazadas en la provincia de Gaza del Norte, donde la escasez de agua es más grave.

A todo esto hay que añadir que sin recogida ni transporte de residuos desde hace más de 15 meses, más de 2.000 toneladas de basura se acumulan en las calles cada día, lo que aumenta las posibilidad de un brote de enfermedad mortal.

“A pesar del aumento de la ayuda desde el alto el fuego, Israel sigue impidiendo que lleguen los artículos críticos necesarios para comenzar a reparar los enormes daños estructurales causados por sus ataques aéreos. Esto incluye tuberías que se necesitan desesperadamente para reparar las redes de agua y saneamiento, equipos como generadores para operar pozos”, ha explicado Lagouardat

El envío de 85 toneladas de tuberías de agua, accesorios y tanques de agua de Oxfam Intermón, por un valor de más de 480.000 dólares, había estado retenido durante más de seis meses porque se consideró que era de doble uso y “de gran tamaño” para ingresar. Las autoridades israelíes finalmente aprobaron el envío recién esta semana, aunque aún no ha ingresado.

Mientras las frágiles negociaciones de alto el fuego penden de un hilo, cualquier reanudación de la violencia o la interrupción del suministro de combustible y de la ya inadecuada ayuda desencadenarían un desastre de salud pública a gran escala.

“Cientos de miles de personas desplazadas en toda la Franja de Gaza han tenido que recurrir a cavar pozos negros improvisados al lado de sus tiendas. Esta descarga diaria de aproximadamente 130.000 metros cúbicos, el equivalente a 52 piscinas olímpicas, de aguas residuales sin tratar está contaminando el Mar Mediterráneo y el único acuífero de Gaza”, ha añadido.

Reconstruir el suministro de agua y saneamiento es vital para que Gaza tenga un camino hacia la normalidad después de 15 meses de horror. El alto el fuego debe mantenerse y el combustible y la ayuda deben fluir para que los palestinos puedan reconstruir sus vidas. La paz duradera para palestinos e israelíes solo puede llegar mediante un alto el fuego permanente y una solución justa”, ha concluido Lagouardat.