Justicia a manos llenas

Justicia a manos llenas

Él, desgraciadamente, sabe mucho de injusticia. Nacer en una familia obrera con pocos recursos le ha hecho sentir el peso de la desigualdad.

Su encuentro con Jesucristo en la JOC fue liberador. Siempre lo es, pero lo saben mejor los que más lo necesitan. Por ello, cada día le pide que venga a nosotros su reino y su Justicia.

Él vive una fe encarnada en el sufrimiento del mundo obrero. Ya está en los treinta y tantos, pero desde muy joven ha experimentado que la justicia o la personalizamos o es un discurso vacío y profundamente desmovilizador. No podemos pedir justicia y no ser justos.

Su actual militancia cristiana como trabajador en un movimiento apostólico y su acompañamiento de jóvenes obreros cristianos son signo de que su fe y su compromiso por la justicia siguen de la mano. No puede ser de otra manera.

El Dios de Jesucristo es Amor y no puede haber amor donde no hay fraternidad. Intenta vivir el amor y la justicia a pleno pulmón. Así lo expresa en sus luchas contra los cortes de luz en un barrio ignorado, en la mejora de las condiciones de las empleadas de hogar, en la inclusión de niños y jóvenes migrantes sin papeles…

Y es que él vive y lucha por la justicia a manos llenas.

 

Ora et labora

Siéntate a orar a partir del testimonio de este militante obrero cristiano.

Algunas ideas nos pueden ayudar a nuestra reflexión. Amor y justicia no se pueden separar, ese es el rostro de la caridad política. Pero no se puede luchar por la justicia si no la personalizamos, si nosotros no somos justos. Tampoco si no transformamos las estructuras de pecado y si no escuchamos el clamor de las víctimas.

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“También hoy, el Jubileo es un evento que nos impulsa a buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra. Al comienzo de este año de gracia (…) nosotros quisiéramos ponernos a la escucha del ‘grito desesperado de auxilio’ que, como la voz de la sangre de Abel el justo, se eleva desde muchas partes de la tierra (cf. Gn 4, 10), y que Dios nunca deja de escuchar. También nosotros nos sentimos llamados a ser voz de tantas situaciones de explotación de la tierra y de opresión del prójimo. Dichas injusticias asumen a menudo la forma de lo que san Juan Pablo II definió como ‘estructuras de pecado’, porque no se deben solo a la iniquidad de algunos, sino que se han consolidado –por así decirlo– y se sostienen en una complicidad extendida” (Mensaje del papa Francisco para las LVII Jornada Mundial de la Paz 2025).

¿Escuchas tú el grito de las víctimas? ¿Cómo personalizas la justicia? ¿Desarrollas un compromiso para combatir las estructuras de pecado? Dios te llama también a ti a vivir y luchar por la justicia a manos llenas.

 

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Texto publicado originalmente en la revista ¡Tú!