Perdonar nuestras deudas y construir escenarios de paz
El papa Francisco invita a un jubileo de esperanza y perdón: “Perdona nuestras deudas: concédenos tu paz”. Este es el tema elegido por el santo padre para su Mensaje en la Jornada Mundial de la Paz 2025, pensado para acompañarnos a lo largo de todo el año jubilar.
Para acoger la esperanza, es oportuno partir de una reflexión sobre los conceptos de remisión de los pecados y cancelación de las deudas a la luz de la tradición jubilar de la Iglesia, de origen bíblico. Es necesario pasar de una acción y un lenguaje litúrgico de remisión del pecado a un llamado a vivir la deuda como una experiencia ético-socioeconómica, como un signo de los tiempos para llevar la paz a los pueblos.
El papa Francisco pone nuevamente en el centro la cuestión de la deuda y nos recuerda que somos responsables de una acción concreta frente a la profunda crisis que atraviesan las regiones más desfavorecidas del planeta.
La deuda se presenta como un instrumento de fraternidad y paz, así como un impulso para un cambio de paradigma en el sistema político, económico y social, en un momento de gran división y desconfianza hacia las instituciones multilaterales, con el objetivo de invertir la ruta y construir una cultura de respeto por la vida y la dignidad de la persona humana.
¿Pero cómo se genera la deuda? El mecanismo es simple: los países del Sur del mundo necesitan crédito, pero no se les pone en condiciones de devolverlo. Sus deudas se acumulan con intereses cada vez más altos, y no logran invertir en aquello que les permitiría ofrecer una vida digna a sus pueblos: educación, salud, infraestructuras, seguridad y bienestar.
Estos países, para pagar los intereses de la deuda, otorgan a los acreedores la posibilidad de explotar las reservas naturales y fósiles de su territorio. Pero la extracción de carbón y petróleo —incrementada enormemente en los últimos años— ha provocado la contaminación del agua y el aire en los países pobres, contribuyendo a ampliar la “deuda ecológica” del Norte hacia el Sur global.
El papa Francisco habla de la deuda ecológica en la Encíclica Laudato si’. Él se refiere a la obligación moral de los países del Norte de crear las condiciones necesarias para que las regiones y países más pobres —pero al mismo tiempo dotados de tierras ricas, poco contaminadas y con recursos naturales suficientes— puedan satisfacer sus necesidades vitales y acceder a un presente y futuro dignos.
El papa Francisco se pregunta por qué no ponemos condiciones a quienes explotan los recursos ajenos de pagar esta deuda hacia los países más pobres.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral está comprometido a acompañar a las Iglesias locales a superar los desafíos que compartan el paradigma de la ecología integral, fomentando procesos que pongan en el centro la deuda ecológica y creando conciencia sobre nuestras responsabilidades diferenciadas, ayudándonos a escuchar con valentía el clamor de la tierra y el grito de los más pobres para perdonar nuestras deudas y construir escenarios de paz.
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Artículo publicado originalmente en italiano en la Associazione WebCattolici Italiani (WeCa)
Investigadora del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.