Reconocimiento y compromiso: la insignia de oro de Ferrol como impulso para la misión de la HOAC

Reconocimiento y compromiso: la insignia de oro de Ferrol como impulso para la misión de la HOAC

Cada 7 de enero, en la ciudad de Ferrol (A Coruña) se celebra la festividad de san Julián, patrón de la ciudad, festivo local y en donde el ayuntamiento organiza un acto institucional en el Teatro Jofre, lugar en donde se entregan las distinciones de Ferrolano del Año, las insignias de oro de la localidad y la renovación de la hermandad con la ciudad de Lugo. Dicha festividad fue instaurada por acuerdo plenario de la corporación municipal el 5 de enero de 1786.

Este año, el Ayuntamiento de Ferrol, ha reconocido nuestra labor y nos hará entrega de la insignia de oro. Es un reconocimiento que desde Ferrol quiero hacer extensible a toda la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y a todo el trabajo que llevamos realizando durante años.

En nuestra organización, y a través de los planes de formación, vamos formando nuestra conciencia, adquirimos una capacidad para analizar los acontecimientos que ocurren en nuestra sociedad y en el mundo obrero. Hoy en día es crucial este trabajo, hay demasiados obstáculos e impedimentos que no nos dejan avanzar como sociedad y nos van empequeñeciendo poco a poco.

Nuestra diócesis tiene un largo recorrido (1946). Se podrían escribir libros enteros para narrar todo cuanto aconteció en todos estos años de entrega a la noble causa de la evangelización del mundo obrero.

Me gustaría recordar y agradecer a tantas y tantos militantes, aún a pesar de dejar a mucha gente en el tintero. Pero creo necesario nombrar a aquellos que han dejado una huella muy profunda en Ferrol en toda esta larga trayectoria. Consiliarios y amigos como Pérez Fanego, Guillermo Sánchez, Bello Trigo, Jacinto Argalla –obispo de la diócesis que prestó su apoyo durante la primera etapa–, Camilo Ces y Mari Carmen, Ángel Leira y Patrocinio, Juan Silva. Y seminaristas –en aquel entonces–) como Cuco Ruiz, Vicente Couce, Pedro Rodríguez, Pepe Couce o Alfonso Gil –que sigue acompañándonos–. Todos han contribuido al crecimiento y maduración de la HOAC.


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Todas estas personas han sido un referente para los que nos hemos ido incorporando al cabo de los años, fueron personas muy comprometidas socialmente en los sindicatos, en las asociaciones de vecinos y siempre con los más desfavorecidos.

Hemos recogido el testigo y hoy el quehacer apostólico comunitario (QAC) lo centramos en dos talleres de promoción en dos barrios, uno dedicado a personas migrantes y otro a personas de etnia gitana –este último desde hace treinta años–. Son colectivos que necesitan ser acogidos y reconocidos. Es por eso que este premio que se nos concede por parte del ayuntamiento lo agradecemos doblemente porque sirve para difundir la HOAC y visibilizar a estos colectivos que la sociedad tiende a ignorar y que acumulan día a día más problemas.

En estos tiempos que nos toca vivir, de cambios tan rápidos, donde los avances de la sociedad y de las nuevas tecnologías, siguen dejando atrás a los más desfavorecidos, es nuestra labor, implicarnos y denunciar tantas injusticias que rodean esta realidad y que en la HOAC hemos aprendido a analizar desde un ver, juzgar y actuar.