Trabajadores cristianos del mundo denuncian las terribles condiciones de vida de las personas migrantes
En el marco del Día Internacional del Migrante, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) recuerda que, aunque la migración es un fenómeno natural que ha existido desde los albores de la humanidad, el aumento significativo en el número de solicitantes de asilo en la actualidad refleja las terribles condiciones de vida que enfrentan muchas personas trabajadoras. En palabras del papa Francisco: “Los migrantes a menudo huyen de situaciones de opresión y abuso, inseguridad y discriminación, falta de perspectivas de desarrollo”.
Este año, la reflexión y acción propuestas por el MMTC a través de un comunicado redactado por el movimiento LOAC Mauricio se centran en las condiciones de vida y de trabajo de las personas trabajadoras migrantes en la isla de Mauricio.
Mauricio es una tierra de asentamiento con una población diversa que incluye personas de Europa, África, Madagascar, Asia y China. La historia del país está marcada por el colonialismo, la esclavitud y el trabajo forzado. La migración ha sido fundamental en la construcción de la nación y continúa siendo un fenómeno relevante en la actualidad, aunque en diferentes formas.
Determinar el número exacto de migrantes en Mauricio es complicado debido a la falta de coordinación entre los organismos responsables de su gestión. Además, el lenguaje cotidiano refleja las diferencias en la percepción de los migrantes: los “expatriados” provienen de países desarrollados, mientras que los “migrantes” llegan de países del tercer mundo.
LOAC Mauricio explica además en este comunicado que aunque tradicionalmente Europa ha sido el principal destino para los migrantes, desde el desmantelamiento del apartheid, ha habido una notable afluencia de sudafricanos que se han establecido en la costa oeste de Mauricio, a menudo en comunidades cerradas.
Recientemente, además, han surgido nuevas formas de migración: por un lado, personas de Bangladesh y Madagascar que llegan a Mauricio en busca de mejores oportunidades económicas y, por otro lado, estudiantes internacionales que aprovechan las numerosas universidades extranjeras y las becas ofrecidas por el gobierno mauriciano.
La desesperación también impulsa a muchos jóvenes a emigrar a países como Canadá, en busca de mejores oportunidades laborales. El éxodo de jóvenes descendientes de chagosianos, ahora súbditos británicos, también es significativo. Muchos estudiantes que se van al extranjero no desean regresar, juzgando “que la meritocracia está socavada y la democracia se erosiona día a día”.
Los migrantes y expatriados aportan conocimientos y una perspectiva global al país, pero su presencia también genera tensiones. “Su presencia, con un poder adquisitivo muy superior, ha provocado un repunte inflacionario del sector inmobiliario y la monopolización de los mejores lugares. En ciertos lugares el lujo se codea con la pobreza más abyecta, generando una xenofobia que se expresa sobre todo a través de las redes sociales”, explica el comunicado.
La xenofobia también afecta a los migrantes pobres que trabajan en sectores como la hostelería, supermercados, gasolineras, panaderías, construcción y seguridad. Las barreras lingüísticas y culturales generan malentendidos y fricciones, y se les acusa de ocupar empleos que deberían ser para los mauricianos.
Históricamente, Mauricio ha dependido de la mano de obra extranjera. En los años 1975-1990, los trabajadores chinos fueron fundamentales para el desarrollo de la Zona Franca y la exportación textil. Hoy en día, muchos migrantes viven en grandes casas en el corazón de las ciudades, lo que provoca fricciones en la convivencia diaria.
En el ámbito político cualquier ciudadano de un país de la Commonwealth que haya residido en Mauricio durante cinco años puede votar. La participación de bangladeses en las últimas elecciones, según indica el comunicado de la LOAC Mauricio, genera controversia, pues es percibida por algunos como fraude electoral y por otros como una injusticia hacia la diáspora.
La Iglesia católica también se involucra en la situación de los migrantes, celebrando misas mensuales en parroquias con alta concentración de migrantes y estableciendo una pastoral de los migrantes para apoyar a esta comunidad. La sede de esta pastoral se encuentra en Ste-Anne, Rose-Hill.
Mauricio no puede permanecer al margen del fenómeno migratorio global. La afluencia de extranjeros aumentará debido a la disminución de la natalidad, el éxodo de jóvenes y las necesidades económicas. Es crucial garantizar la plena integración de todas las partes y la armonización de las relaciones para una convivencia pacífica en la isla. “Este tema nos concierne a nosotros, miembros del Movimiento Mundial de los Trabajadores Cristianos, y nos llama a trabajar para hacer de cada ser humano, hombre, mujer o niño un hermano o una hermana con los mismos derechos y oportunidades”, finaliza el comunicado.
Periodista