La sinodalidad, tarea pendiente
El sínodo sobre la sinodalidad concluyó el 27 de octubre con una misa en la que el papa Francisco destacó la orientación de la Iglesia, siguiendo la intención misionera del concilio y él mismo apuntó ya en su primera exhortación: «Adorar, de hecho, significa reconocer en la fe que solo Dios es el Señor y que de la ternura de su amor dependen nuestras vidas, el camino de la Iglesia, los destinos de la historia. Él es el sentido de la vida».
«No necesitamos una Iglesia sedentaria y derrotista, sino una Iglesia que escuche el clamor del mundo y –quiero decirlo, tal vez alguien se escandalice– una Iglesia que se ensucie las manos para servir al Señor».
«Es un pecado grave explotar a los más débiles, un pecado grave que corroe la fraternidad y devasta la sociedad. Nosotros, discípulos de Jesús, queremos llevar al mundo otro fermento, el del Evangelio. Dios en el centro y junto a Él aquellos que Él prefiere, los pobres y los débiles».
Contenido exclusivo para personas o entidades suscritas. Para seguir leyendo introduce tus datos o suscríbete aquí. Si no los recuerdas, haz clic aquí
Teólogo