La relación perversa de los fondos de inversión y la alimentación

La relación perversa de los fondos de inversión y la alimentación
Foto | Yulia Gapeenko (vecteezy)
Los fondos de inversión (FI) son herramientas financieras institucionales constituidos, fundamentalmente, por capitales de origen anglosajón, principalmente, de EEUU.

Se inician a finales del siglo XX penetrando rápidamente en la economía mundial, incluyendo a sectores poco financiarizados y mercantilizados, como son los servicios públicos, que garantizan la igualdad de acceso a condiciones de vida dignas para toda la población mediante la redistribución de la riqueza a través del Estado.

En EEUU, estos fondos representan el 300% del producto interior bruto (PIB) anual. En España, controlan 370.000 millones de euros, lo que supone el 75% del PIB y el 45% del total de la inversión en bolsa, de la que, el 10%, está en manos de cuatro empresas norteamericanas (Black Rock, Vanguard, Capital Group y Fidelity).

En menos de dos décadas, los fondos de inversión han dejado prácticamente fuera del IBEX35 (índice selectivo de la bolsa española) a las carteras industriales de los bancos y a la inversión del sector público, quedando solo las grandes familias accionistas españolas.

El objetivo del proceso alimentario consiste en satisfacer el derecho humano a la alimentación, la salud, la seguridad y la soberanía alimentaria respetando el patrimonio biogenético y la salud de los ecosistemas. Sin embargo, la modernización de la agricultura y la ganadería controlada por las grandes corporaciones de producción, distribución y marketing se ha sometido a la racionalidad de la industria.

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