El mundo necesita más solidaridad internacional
En estas semanas la prensa se hace eco de la gran riada de solidaridad humana hacia las víctimas de otra riada: la provocada por la DANA en la provincia de Valencia. Y es que los seres humanos somos de corazón sensible y reaccionamos con generosidad cuando puntualmente se necesita.
Pero, por desgracia, la sociedad civil no ha desarrollado tanto la capacidad para ser sensibles y solidarios ante realidades mucho más crueles que tienen lugar a muchos más kilómetros de la puerta de nuestra casa. Lo que está sucediendo en países de África –como Sudán, el Sahel o Etiopía–, en Ucrania o en Palestina nos conmueve, pero nos sentimos incapaces para movilizarnos y actuar de forma radicalmente más solidaria.
Por eso, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció en el año 2006 que el 20 de diciembre de cada año –cuando se hacen las compras de Navidad y se espera el premio de la lotería– se celebre el Día Internacional de la Solidaridad Humana.
Con la palabra “celebrar” se quieren decir muchas cosas –hacer memoria, recordar, sensibilizar las fibras hondas del corazón–. Se ponen activos los sentimientos con la finalidad de promover la solidaridad como valor universal fundamental para la cooperación y el bienestar de los pueblos.
El objetivo de esta efeméride es el de reafirmar el compromiso por parte de las naciones del mundo en la construcción de un espacio de solidaridad y de paz, así como la aplicación de iniciativas para la erradicación de la pobreza y sensibilizar a la opinión pública acerca de la importancia de la solidaridad como valor.
La solidaridad internacional representa un espíritu de unión entre individuos, comunidades, actores de la sociedad civil, empresas, estados y organizaciones internacionales. Su objetivo es promover un multilateralismo conectado que fomente la cohesión social y la confianza.
El principio de solidaridad internacional refleja la conciencia de la interconexión entre los pueblos y las generaciones. Se basa en el reconocimiento de los derechos de los demás, compartiendo la responsabilidad de cooperar para abordar desafíos comunes y proteger bienes públicos globales.
El propósito general de la solidaridad internacional es crear un entorno propicio para:
- Permitir que la sociedad civil exprese empatía en nombre de personas vulnerables en otros países que pueden estar excluidas de participar en discusiones sobre sus derechos humanos debido a la opresión, marginación y exclusión.
- Fomentar la confianza y el respeto mutuo entre estados y actores no estatales para impulsar la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
- Promover un orden social e internacional donde todos los derechos humanos y libertades fundamentales puedan realizarse plenamente.
- Prevenir y eliminarlas causas de irregularidades y desigualdades entre y dentro de los estados, así como superar los obstáculos estructurales que generan y perpetúan la pobreza y la desigualdad a nivel mundial.
Principales prioridades para abordar desde la solidaridad
El último informe realizado en julio de 2024 por el experto independiente señala varias cuestiones críticas que son vitales a tener en cuenta en la actualidad:
- La migración, los refugiados y la solidaridad internacional. Es especialmente importante el reparto equitativo de responsabilidades en la protección de refugiados. Los informes resaltan la necesidad apremiante de comprender y fortalecer la solidaridad internacional basada en los derechos humanos como un elemento clave para abordar los desafíos migratorios y la protección de aquellos que buscan refugio, proponiendo reformas para un régimen mundial más equitativo y humano en la protección de los derechos fundamentales de los refugiados.
- El populismo y la amenaza a la solidaridad internacional. El populismo representa una gran amenaza para el principio de solidaridad internacional y su impacto en los derechos humanos, especialmente para grupos vulnerables como migrantes, refugiados, afrodescendientes, minorías étnicas y religiosas, mujeres, niñas y personas LGBTQI+. El auge de este fenómeno tiene un efecto negativo en la solidaridad internacional basada en los derechos humanos. Estados, líderes políticos, medios de comunicación y sociedad civil tienen su parte de responsabilidad en contrarrestar esta tendencia.
- El cambio climático y la solidaridad internacional. Es urgente abordar esta cuestión debido a los impactos trágicos del cambio climático y las emisiones récord de gases de efecto invernadero. Se debería respaldar, desde la perspectiva de los derechos humanos, la implementación del Acuerdo de París y la transición justa hacia sistemas sostenibles.
- Inseguridad económica. La seguridad económica, intrínsecamente relacionada con los derechos humanos, se ve afectada por factores como la globalización, las cadenas de suministro interconectadas y la evolución de los modelos laborales. Factores adicionales, como el desplome de los precios del petróleo, el empleo precario y la pandemia contribuyen a la inseguridad económica. En este contexto, es necesario niveles significativamente mayores de solidaridad internacional y cooperación para abordar la vulnerabilidad y garantizar el goce de los derechos humanos, especialmente aquellos relacionados con el nivel de vida adecuado y el derecho al trabajo.
- Solidaridad internacional y aplicación extraterritorial de los derechos humanos. Es de importancia crítica considerar las obligaciones en materia de derechos humanos más allá de las fronteras nacionales, para lo cual se necesita un enfoque global y coordinado que permita garantizar la plena realización de los derechos humanos en todo el mundo.
Construyendo un mundo más solidario y justo
A medida que conmemoramos el Día de la Solidaridad Humana, reafirmamos nuestro compromiso continuo con el cuidado de la casa común y de sus habitantes, especialmente los humanos. Esta celebración no es efímera; es un recordatorio constante de nuestra responsabilidad, tanto individual como colectiva, en la construcción de comunidades más fuertes y solidarias.
Actuando en conjunto, podemos superar crisis globales, abogar por la justicia social y, en última instancia, forjar un mundo donde la empatía sea la fuerza motriz hacia un futuro más humano. La acción sostenida a lo largo del tiempo se convierte así en la llave maestra para lograr un cambio significativo y duradero. En este día y en los venideros, renovamos nuestro compromiso de trabajar juntos en la construcción de un mundo donde la solidaridad humana sea la guía que ilumine nuestro camino hacia un futuro compartido y equitativo.
¿Cómo se originó este día?
Teniendo en cuenta que la solidaridad es considerada uno de los valores fundamentales en las relaciones internacionales en el contexto de la globalización para la construcción de una sociedad más equitativa, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en el año 2005 la creación de esta efeméride.
Con la creación de este día internacional se fomentarán iniciativas para la erradicación de la pobreza en el mundo, mediante el compromiso de impulsar la Agenda 2030 para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, para alcanzar la prosperidad, la igualdad y la paz en el planeta.
¿Qué es la solidaridad?
Una sola raza: la raza humana solidaria con el planeta Tierra. La palabra solidaridad proviene del latín solidus que significa solidario. Es definida como un valor humano, sustentado en el apoyo a una causa o interés ajeno de manera voluntaria, imparcial y desinteresada, especialmente en situaciones de la vida cotidiana o de gran magnitud, como desastres naturales, guerras, movimientos de refugiados.
En resumen, la solidaridad consiste en ayudar a otros que lo necesitan, sin esperar nada a cambio. La única retribución de la solidaridad es sumar pequeños gestos para lograr grandes cambios en la humanidad.
Doctor en Ciencias Geológicas, experto en Paleontología. Licenciado en Teología
Asociación Interdisciplinar José de Acosta