Oración y compromiso, respuesta de la comunidad eclesial para la liberación y promoción de los pobres
La Jornada Mundial de los Pobres es ya una cita obligada para toda la comunidad eclesial. Así nos lo hace saber el papa Francisco en su mensaje para este día.
Hace una llamada a que cada comunidad sea instrumento de Dios para la liberación y promoción de los pobres y nos invita a adentrarnos en la oración. Pero no cualquier oración, la oración del pobre, que hemos de leerla en los rostros y en las historias de las personas empobrecidas que encontramos en nuestro camino, tomando conciencia de su presencia y necesidades y eso significa que hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros y que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo.
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), comprometida en las realidades del mundo obrero sufriente, vemos como en nuestros barrios y pueblos crece el número de personas descartadas, olvidadas, marginadas, sin trabajo, sin vivienda, sin derechos… Muchas de estas situaciones tienen su origen en el descuido de la vida, del trabajo y en una vida construida de espaldas a Dios.
Somos una comunidad que lucha por la dignidad del trabajo y el trabajo digno porque sabemos que muchas de las situaciones de injusticia y de alejamiento de Dios tienen que ver con el trabajo. Dice el papa Francisco que “el gran tema es el trabajo” (Fratelli tutti, 162). Esto mismo lo planteó san Juan Pablo II que afirmaba que “el trabajo es la clave esencial de toda la cuestión social” (Laborem exercens, 3).
Desde esta perspectiva, respondiendo a la llamada del Papa a responsabilizarnos del cuidado de los otros, y teniendo como reto la defensa del bien común, desde la HOAC consideramos decisivo cuidar el trabajo y cuidar la vida. Ese es el empeño sobre el que queremos dialogar y encontrarnos junto con otros hermanos y hermanas para ir generando vínculos de fraternidad. Queremos anunciar que el trabajo decente es el elemento fundamental para la realización de la dignidad humana y denunciar la injusticia de la precariedad, el desempleo, la desigualdad, el empobrecimiento o la inseguridad y la explotación laboral; y también queremos orar y celebrar la vida desde la certeza de que nadie está excluido del amor de Dios ya que todos somos pobres y necesitados.
Terminamos haciendo nuestras las palabras del Papa en este mensaje: los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios de tal manera que ante su sufrimiento Dios está “impaciente” hasta no haberles hecho justicia…”
Presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Córdoba