Ante los riesgos de inundación, Ecologistas en Acción defiende salvaguardar las personas y el interés público

Ante los riesgos de inundación, Ecologistas en Acción defiende salvaguardar las personas y el interés público
Ante los trágicos efectos de la DANA y las inundaciones provocadas, Ecologistas en Acción, insta a mejorar el sistema de alertas y la cultura de la gestión del riesgo con medidas  que afectan a empresas, trabajadores y población general, de modo que puedan ser adoptadas con antelación suficiente.

Entre sus recomendaciones, que llama “advertencias” en un tono muy crítico con las Administraciones públicas, por “las timoratas medidas actuales de adaptación al cambio climático”, reclama “reformular de arriba a abajo la ordenación del territorio, eliminando viviendas y equipamientos públicos en zonas de alto riesgo”, devolviendo a ríos, barrancos y cauces “el espacio que se les ha quitado”.

Pero también demanda que los sistemas de alerta y de reacción se centren en salvaguardar “la seguridad de las personas y el interés público, no los intereses de empresas y sectores económicos”. En este sentido, considera la organización ecologista que son necesarias “medidas obligatorias para empresas, trabajadores y población general según la gravedad del riesgo con antelación suficiente para que puedan ser adoptadas”.

La decisión de mantener la actividad sin adoptar las medidas de seguridad no puede quedar “en manos de los empresarios”, por lo que “se debe asegurar el derecho a abandonar el trabajo en aplicación de la Ley de Riesgos Laborales sin que la precariedad o el miedo al despido ponga en peligro la vida de las personas trabajadoras”

Igualmente, Ecologistas en acción considera que “urge mejorar la educación y capacitación social de la ciudadanía en gestión del riesgo”, con el fin de evitar conductas de riesgo, como considerar “el vehículo privado como un espacio seguro” o “minimizar la importancia de una alerta naranja o roja”.

En un intento más por superar el negacionismo, la organización ecologista plantea que “las lluvias torrenciales son ya un 12% más intensas y el doble de frecuentes respecto a un clima preindustrial”, de modo que “episodios de DANA tan o más graves que la actual pueden ser más frecuentes en el futuro”.

“Ante lluvias torrenciales de esta magnitud no hay infraestructura capaz de contener la catástrofe”, afirma, por lo que pide “revisar de arriba a abajo las timoratas medidas actuales de adaptación al cambio climático”.

Planificación y ordenación del territorio

Desde este planteamiento, Ecologistas en acción entiende que hay que reformular por completo las políticas de planificación y gestión del territorio. Empezando por impedir nuevas edificaciones en zonas inundables, claro.

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“Es preciso revisar las normativas y los planes autonómicos y municipales de ordenación, así como los Planes de Gestión del Riesgo de Inundaciones, y obligar a la inmediata adaptación de los planes municipales de ordenación a la Cartografía de Zonas Inundables”.

También conviene “verificar el cumplimiento efectivo de la obligación de informar en toda compraventa de inmuebles de su ubicación en zonas inundables, actualizar la definición del Dominio Público Hidráulico a la nueva realidad del cambio climático y finalizar de una vez su deslinde”.

Así mismo, propone trasladar equipamientos y viviendas desde las zonas de mayor riesgo a lugares seguros, por lo que las ayudas no deben orientarse a reconstruir lo destruido en estas zonas más vulnerables a las inundaciones, sino “a trasladar los equipamientos públicos (centros educativos, sanitarios, de mayores, infraestructuras críticas como estaciones de comunicaciones y plantas potabilizadoras) y las viviendas de las personas vulnerables a zonas más seguras, aplicando criterios de equidad social para que las ayudas vayan a quienes las necesitan”.

Además, considera inadecuado la construcción de infraestructuras para acabar con las inundaciones, por crear “una falsa sensación de seguridad”, porque “las obras encajonan el agua en menos espacio, aumentando la velocidad y la altura del agua” y porque “estas infraestructuras no eliminan el agua, solo la mueven a otro sitio”.

Desbordamiento blando

La estrategia más eficaz, a su juicio, ante las inundaciones no es evacuar el agua, sino tratar de “retenerla”, para lo que defiende “devolver a los ríos el espacio que les ha quitado, eliminando parte de los encauzamientos, muros y diques en zonas adecuadas, para permitir un desbordamiento blando en lugares donde los daños puedan ser menores, como forma de proteger los espacios urbanos y la vida de las personas aguas abajo”.

Lo mismo vale para los espacios agrarios, con prácticas obligatorias de conservación de suelos y retención de escorrentías, mientras que en espacios urbanos hay que actuar para permeabilizar las superficies con drenaje sostenible como jardines inundables o sustituyendo superficies impermeables por otras filtrantes.