Tres cartas pastorales en apoyo a la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente

Tres cartas pastorales en apoyo a la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente
Los obispos de Canarias, Coria-Cáceres y Orihuela-Alicante han querido sumarse a la celebración de la Jornada Mundial del Trabajo Decente que la inciativa Iglesia por el Trabajo Decente ha hecho suya desde hace diez años, junto a las organizaciones de trabajadores, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Vaticano.

La jornada del 7 de octubre, que está motivando diferentes actividades en las diócesis del país, a través de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, de cuyo impulso se cumplen ya diez años, es vista por el obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido Arriero, como “una oportunidad especial para expresar el compromiso de la comunidad cristiana con la dignidad de las personas trabajadoras”.

El titular de la diócesis de Canarias, José Mazuelos Pérez, sensible, como no, a la situación de las personas migrantes, destaca que “el compromiso de la Iglesia con un trabajo decente va de la mano con su preocupación por los migrantes y los trabajadores en situaciones precarias”.

Desde Coria-Cáceres, Pulido denuncia en una carta pastoral con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente que “la ausencia de un trabajo decente produce cicatrices y malestar en la sociedad, fruto de las heridas y divisiones que provoca el modelo económico basado en la desigualdad escandalosa y humillante entre las personas”.

Más aún en este tiempo en el que, comenta Pulido, “el empleo y sobre todo el trabajo precario cada vez va perdiendo más su papel de protección frente a la pobreza”, lo que, recuerda, está teniendo un impacto grave en los personas jóvenes, migrantes y mujeres.

Por su parte, el prelado de la Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla Aguirre, aprovecha para agradecer “de corazón” a quienes vienen impulsando la “campaña por el “Trabajo Decente” a lo largo de estos diez años”, además de recordar que la Iglesia reivindica “un trabajo digno, al mismo tiempo que nos comprometemos a hacer todo cuanto esté de nuestra parte para que el trabajo sea digno”.

Cuidar el trabajo

El titular de la diócesis extremeña, justo en un momento en el que “la incorporación de las nuevas tecnologías digitales “afecta al mundo laboral y nos obliga a pensar otros modos de concebir y organizar el trabajo”, plantea la necesidad de “crear las condiciones para una convivencia más justa y humana que ponga la vida de las personas en el centro”, dentro de la promoción de la cultura del cuidado.

Termina su carta indicando que para cuidar el trabajo señala “es necesario prestar una particular atención a los sectores más empobrecidos, vulnerables y excluidos”, tarea también de la Iglesia pues, remarca, “según la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo digno es necesario para que las personas puedan desarrollarse plenamente e insertarse en la sociedad” y recuerda que precisamente también en la diócesis “habrá una concentración en la escalinata de la Ermita de la Paz, en la Plaza Mayor de Cáceres, convocada por la plataforma “Iglesia por el Trabajo Decente”, seguida de una Vigilia de oración en la Parroquia de San Juan Bautista.

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Migrantes con condiciones laborales injustas

El drama de las migraciones que afecta muy directamente a Canarias lleva a su obispo, José Mazuelos Pérez, a escribir en su carta pastoral que “en esta primera década de la Jornada por el Trabajo decente no podemos olvidar la situación que nos supera y se acrecienta en nuestra Diócesis de Canarias, los migrantes, quienes, junto a los más desfavorecidos de la escala social, deben ser los preferidos”.

Puntualiza, así mismo que “muchos migrantes se enfrentan a condiciones laborales injustas y abusivas y como Iglesia no podemos mirar para otro lado. Hay que mostrar nuestra solidaridad con aquellos que enfrentan condiciones laborales injustas y buscar maneras de apoyarlos”.

El obispo canario invita a tener en cuenta que “trabajo decente es, para todo seguidor de Jesús, un trabajo que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer, libremente elegido, que promueva la asociación y el desarrollo de su comunidad, que el hombre sea respetado evitando toda discriminación, que permita satisfacer las necesidades de las familias y deje espacio a la espiritualidad propia de cada individuo”.

Mazuelos Pérez se muestra consciente, además, de los grandes desafíos que afectan a las relaciones labores como las nuevas tecnologías, la brecha digital, el fuerte individualismo y el cuidado la Casa Común y llama a “ser agentes de cambio promoviendo un trabajo decente y construyendo un mundo en el que cada persona pueda vivir con dignidad”.

El trabajo como vocación

El obispo Munilla, desde la diócesis de Orihuela-Alicante, aporta en su misiva, unas claves “en la línea de la dignificación del trabajo”, partiendo de que hoy en día “resulta especialmente difícil experimentar el trabajo como una vocación, cuando menos, para una parte importante de la población…”, sin olvidar que “tener un empleo ya no es garantía de poder llevar adelante un proyecto de familia, al no atenderse con frecuencia las mínimas condiciones laborales”.

Con todo, el prelado ve necesario que la meta del Trabajo Decente, no se circunscriba a “una necesaria reivindicación laboral frente a la legislación laboral y a los intereses lucrativos empresariales, sino que nos interpelemos a nosotros mismos sobre la importancia de luchar por redescubrir la vocación laboral”.

En esta orientación, insiste en que “los cristianos estamos llamados a trabajar con alegría, demostrando a todos que el trabajo realizado con amor, no es un mero deber, sino que es un derecho dignificante”, puesto que, citando al Papa Francisco en su encíclica Laudato si’, “el trabajo debería ser el ámbito de este múltiple desarrollo personal, donde se ponen en juego muchas dimensiones de la vida”. Tambien invita a entender, con Juan Pablo II que “El reto del trabajo no es solo la transformación del mundo, sino la transformación de nosotros mismos”.