La masiva manifestación de Valencia por la vivienda desemboca en un acampada frente al ayuntamiento
La protesta por la crisis de la vivienda se ha traslada este fin de semana a Valencia, donde tras una multitudinaria manifestación, se ha levantado una acampada frente al ayuntamiento por el acceso a un hogar, en defensa del territorio y contra la turistificación.
El pasado sábado las calles de la ciudad de Valencia acogieron una de las manifestaciones más secundadas que se recuerdan por el derecho efectivo a la vivienda.
Durante las más de dos horas que ha durado se han podido escuchar gritos como “Foc, foc, foc a l’especulació” (“Fuego, fuego, fuego, a la especulación”), “Ser casero no es una profesión”, “Tourist go home” (“Turistas, idos a casa”) o “Un turista més, una veïna menys” (“Un turista más, una vecina menos”). Plataformas por el derecho a las viviendas, asociaciones vecinales, colectivos de barrio y sindicatos se han unido bajo el lema “Valencia no está en venta” para gritar que “València s’ofega” (“Valencia se ahoga”)
El precio del alquiler en la ciudad se ha disparo un 115% desde 2015, mientras que la adquisición en propiedad se acerca a los máximos de la burbuja inmobiliaria, por lo que los convocantes consideran que “Valencia está saturada, se está ahogando y necesita un cambio drástico y completo de visión y modelo de ciudad”.
Los manifestantes cargaron contra las medidas urbanísticas de la administración local y autonómica y pidieron la dimisión de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, por considerar que no está emprendiendo una verdadera política que contribuya a facilitar el acceso a la vivienda de la mayoría de la población. La protesta recorrió el centro histórico de la ciudad para acabar frente al consistorio.
Después de la movilización, un grupo de personas, de “forma autónoma”, según recogen los medios de comunicación, optaron por acampar en la plaza con el objetivo de hacer valer sus reivindicaciones. Entre las tiendas de campañas e pueden leer carteles con denuncias como “Prou d’especular amb les nostres vides” o “La única casa que puedo permitirme es esta”.
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El movimiento valenciano por la vivienda digna se ha mostrado especialmente crítico con las obras impulsadas en la ciudad y el impulso que, como en tantos otras ciudades del país, están tomando los apartamentos turísticos.
Así, reclaman la paralización de la ampliación del puerto de Valencia y de los macroproyectos fotovoltaicos y eólicos, además de la prohibición de los apartamentos turísticos que han proliferado de forma masiva durante el último año y la regulación de los recursos destinado hacia el turismo, como hoteles u otros comercios.
Como en la manifestación de Madrid del fin de semana anterior, la movilización valenciana demanda la regulación de los alquileres y la paralización de los desahucios, así como el endurecimiento de las leyes para evitar la especulación de caseros, multipropietarios y fondos grandes de inversión.
La declaración de Valencia como zona tensionada podría abrir la posibilidad de establecer un límite a los precios de los alquileres, aunque el movimiento de la vivienda pide a la Administración General medidas contundentes, al tiempo que critica el bono alquiler anunciado recientemente por el propio presidente del Gobierno.
Esta primera acampada por la vivienda que surge en el país se justifica con la gráfica expresión “si no tenemos casa, ocuparemos la plaza” y cuenta con el apoyo de entidades como la plataforma Entre Barris, que agrupa a asociaciones vecinales que llaman a donar alimentos, productos de higiene y baterías para los móviles para poder seguir acampando así mantener viva sus reivindicaciones.
Redactor jefe de Noticias Obreras