Iglesia por el Trabajo Decente quiere “ser cada vez más” para “llegar más lejos”

Iglesia por el Trabajo Decente quiere “ser cada vez más” para “llegar más lejos”
Las seis entidades que hace diez años promovieron en España la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (Cáritas, Confer, HOAC, JEC, JOC, Justicia y Paz), quieren ser “cada vez más”  para “llegar más lejos” compartiendo la visión y misión de defender el sentido cristiano del trabajo. Así se puedo constatar en el encuentro convocado para valorar el recorrido de esta plataforma y plantearse retos de futuro,

Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española, abrió el debate destacando el papel pionero de las organizaciones de la Iglesia en poner sobre la mesa el desafío social que supone la precariedad laboral gracias a la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, un “espacio privilegiado” para recoger los esfuerzos por defender la dignidad humana también en las relaciones laborales.

Tras admitir que la mitad de las personas atendidas por Cáritas tienen empleo, y por tanto, se pueden considerar trabajadores pobres, defendió que el empleo no es solo un elemento clave para llevar una vida digna, sino que puede servir para que “las personas se realicen plenamente”.

Afortunadamente, confesó, “no estamos solas” en relación a la tarea de defender condiciones de vida y de trabajo dignas, y apostó por que “cada vez seamos más”, para poder así “llegar más lejos”, en respuesta a los planteamientos que emanan del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.

El secretario general de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Jesús Miguel Zamora, confesó que las congregaciones religiosas no pueden ni quieren quedarse al margen de la promoción del trabajo decente, más cuando son muchos sus miembros insertos en ámbitos laborales.

Zamora además destacó la labor desarrollada a través de las obras de las órdenes religiosas por la formación y el empoderamiento de las personas como un factor que favorece el trabajo decente.

Poner en el centro a las personas más vulnerables

Por su parte, la presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Maru Megina, fundamentó la razón del compromiso cristiano en el mundo obrero “del que formamos parte y al que nos dedicamos”, en que “Jesús quiere una vida plena para todas las personas”.

Igualmente, indicó que la iniciativa ha servido a la HOAC para abrirse a más realidades y establecer vínculos de colaboración más estrechos con otras entidades, al tiempo que mostró su satisfacción por que la Iglesia haya sido capaz de lanzar un mensaje muy potente sobre la necesidad de poner a las personas en el centro de las relaciones laborales, lo que supone, según afirmó, “condiciones dignas, que no excluyan y abran horizontes especialmente a las personas más pobres y vulnerables”.

Después de diez años de la iniciativa, “queda mucho camino por recorrer”, admitió, especialmente para lograr el “reconocimiento del verdadero sentido del trabajo, que no es solo el empleo, sino una relación que como tal necesita ser cuidada” para que a su vez cuide de todas las personas y de la propia naturaleza.


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En este sentido, abogó por que Iglesia por el Trabajo Decente llegue a más diócesis y entidades eclesiales y sirva de acicate a todos los estamentos de la Iglesia para cuidar sus relaciones laborales, además de que concitar un apoyo aún más firme de toda la Iglesia, estreche lazos con las organizaciones políticas, sindicales y sociales y profundice en el acompañamiento de las personas trabajadoras hasta establecer relaciones de fraternidad, en las que las más empobrecidas sean protagonistas de la lucha por sus derechos.

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Las losas que pesan sober las personas jóvenes

Desde la Juventud Estudiante Católica (JEC), Rubén Serrano compartió la emoción y el compromiso por formar parte de esta plataforma, ya que el tema del trabajo “nos afecta, no solo en el futuro, cuando tras concluir los estudios accedamos al empleo, también en el presente ya que son muchas las personas jóvenes estudiantes que compaginan su formación con empleos con los que pagan los estudios”. Es más, denunció Serrano que muchas personas jóvenes se ven obligadas a “regalar su tiempo y su formación” para hacer currículum, sin que nada les asegure que “tener un empleo nos quite de pobres”.

El presidente de la JEC también planteó la necesidad de llevar la iniciativa a más diócesis, así como de que el trabajo decente gane visibilidad tanto dentro de la Iglesia como en la sociedad y de que las personas jóvenes se impliquen en la defensa de un trabajo digno y en la lucha por un futuro mejor.

Francho Gracia, presidente de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), fue contundente al denunciar las estructuras injustas que perpetúan la precariedad, como estructuras de pecado, en palabras de Juan Pablo II, inmunes a la buena voluntad de las personas.

Para Gracia, el humanismo integral cristiano es una “opción de máximos” que debe llevar a la comunidad cristiana a trabajar codo a codo con otras entidades para combatir las crecientes brechas sociales, la desprotección de los migrantes y la propia inestabilidad laboral de los jóvenes, sin olvidar que el encarecimiento de la vivienda es “una losa económica” muy pesada que condiciona el acceso de las personas jóvenes a una vida digna.

El presidente de la Comisión General de Justicia y Paz, Javier Alonso, cerró la mesa redonda recordando la necesidad de combatir la pobreza, tal y como se plantea en la Agenda 2030, también a través de la promoción del trabajo decente. Para su organización, la plataforma es un “tesoro”, una riqueza compartida por personas impulsadas por la fe y la solidaridad hacia todo el género humano, además de una responsabilidad hacia las víctimas de la pobreza y la injusticia social. “La Doctrina Social de la Iglesia no nos sube al cielo sino a estar cerca de las personas que sufren”, argumentó.

Así, puntualizó que los días señalados por Iglesia por el Trabajo Decente (7 de octubre, 8 de marzo y 1º de mayo) se han sumado de forma natural a otros días claves, como la jornada por la Paz que se celebra el 1 de enero, a la agenda de Justicia y Paz. Alonso reiteró el compromiso de su asociación con la agenda 2030, cuyo objetivo número 8 es el trabajo decente y sostenible.

Después de todo es un pacto mundial para erradicar el hambre, la pobreza y la desigualdad desde la sostenibilidad social y ambiental, aclaró. Tambien insistió en la apuesta actual de Justicia y Paz Europa para “afrontar unidos los miedos y reconectar el mundo “junto con todos los sectores y personas que trabajan por los derechos humanos y la justicia como vía para acabar con la actual conflictividad inaceptable.

La sesión fue un momento de celebración por los hitos conseguidos que sirvió también para reforzar la apuesta por seguir caminando juntos para que el trabajo digno deje de ser un sueño y se convierta en una realidad tangible para todas las personas, como derecho universal que es.