Gustavo Gutiérrez, uno de los “hombres decisivos”

Gustavo Gutiérrez, uno de los “hombres decisivos”
FOTO | Vía Raúl García / EFE

“La pobreza no es una fatalidad, es una injusticia… La opción preferencial por los pobres es una opción preferencial de Dios… La verdadera  solidaridad significa luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales… No es posible ser cristiano sin una opción preferencial por los pobres… La espiritualidad de la liberación es una espiritualidad encarnada en la historia de los pueblos oprimidos… La teología de la liberación es una reflexión crítica sobre la praxis histórica a la luz de la Palabra”.

Quien así ha pensado y escrito, en diferentes ocasiones y escritos, es el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, nacido en Lima en 1928, y considerado padre y fundador de la teología de la liberación. Una forma de pensar o sistema teológico que, partiendo de la reflexión sobre la praxis de las comunidades cristianas,  se orienta hacia la liberación total de la realidad, como aparece en su libro más emblemático, Teología de la liberación. Perspectivas, aparecido en 1971.

Gustavo Gutiérrez acaba de morir. Desde Redes Cristianas queremos expresar hoy nuestro reconocimiento y afecto personal. Y, aunque nos deja muy tristes su partida, nos sentimos muy orgullosos  por el profundo legado evangélico que nos ha dejado con su reflexión y su testimonio.

Por contextualizar un poco más esta figura —que, siguiendo la apreciación del filósofo Karl Jasper, ha sido “uno de los hombres decisivos de la humanidad”—,  destacamos algunas de sus líneas de pensamiento o de fuerza que sintetizan tanto la dimensión social de la fe cristiana, como el impulso que han tenido en el origen y espiritualidad militante de las Comunidades Eclesiales de Base (entre nosotros, Comunidades Cristianas Populares):

— La contextualización o historización de la fe a la luz de la historia de los pueblos pobres y oprimidos,  como contrapunto al marcado acento de su racionalización ahistórica y esencialista.

— La implantación de la justicia como visibilidad social del reino de Dios,

— La opción preferencial por los pobres y excluidos como opción de Dios.

— La liberación integral que, más allá del pecado, abarca la liberación de la pobreza económica y política y de las estructuras que esclavizan a las personas y los pueblos.

— La teología no puede reducirse a una reflexión filosófica sobre la fe, sino que debe partir de la praxis para liberar la realidad esclavizada.