Cardenal Steiner: “Nuestra Iglesia no sería la misma sin las mujeres” y pide seguir reflexionando sobre el diaconado femenino

Cardenal Steiner: “Nuestra Iglesia no sería la misma sin las mujeres” y pide seguir reflexionando sobre el diaconado femenino
El arzobispo de Manaos (Brasil), cardenal Leonardo Steiner, estuvo presente en la Sala Stampa del Vaticano el martes 15 de octubre, respondiendo a varias preguntas. Entre ellas, la situación climática en la Amazonía, el papel de la mujer y la posible ordenación de diaconisas y hombres casados, y cómo se vive la sinodalidad en la Iglesia de Manaos y de la Amazonía.

Frente a la situación climática de la Amazonía, castigada por la sequía extrema por segundo año consecutivo, el arzobispo de Manaos afirmó que “la sinodalidad tiene que ver con el medio ambiente”. Reconociendo que esto no está siendo abordado en la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal, dijo que “si miramos Querida Amazonía, el Papa Francisco nos da una hermenéutica de totalidad que es tremendamente sinodal. Cultura, cuestiones sociales, cuestiones ambientales y vida eclesial. Todo forma una totalidad hermenéutica”.

En este sentido, subrayó el cardenal, “abordamos la cuestión del medio ambiente en nuestra archidiócesis de Manaos, pero también en las demás diócesis que componen nuestro Regional Norte 1”. Denunció el dramático momento que vive la Amazonía, detallando algunas de las situaciones que dificultan el acceso a las comunidades y el trabajo pastoral en ellas. Una situación climática que afecta a otras regiones de Brasil y que, según el miembro de la Asamblea Sinodal, está siendo más dramática por la deforestación, “esta agresión contra el medio ambiente en la Amazonía, a través de la minería, la contaminación de las aguas por el mercurio de la minería, la pesca depredadora”.

“Todo esto significa que nosotros, como Iglesia, tenemos la obligación de salir al encuentro de las comunidades, pero también de despertar a la sociedad de nuestra región sobre las cuestiones climáticas y ambientales”, dijo. El arzobispo señaló que la Iglesia en Manaos está llevando alimentos y agua a las comunidades, casi una contradicción en una región con tanta agua, que hoy ya no es potable.

La mujer en la Iglesia amazónica

El papel de la mujer en la Amazonía es fundamental, subrayó el cardenal Steiner. En una región donde las comunidades han vivido durante más de 100 años sin la presencia de un presbítero, “las comunidades han seguido viviendo, rezando, celebrando y teniendo sus propias formas de rezar”, subrayó. En este sentido, dijo que “las mujeres han sacado adelante a las comunidades y hoy están sacando adelante a nuestras comunidades”, recordando los ministerios que reciben las mujeres en la archidiócesis de Manaos, de la Eucaristía, de la Palabra, líderes comunitarias, y actualmente se está proponiendo para las comunidades más alejadas que puedan celebrar el Bautismo.

“Varias de nuestras mujeres son verdaderas diaconisas, sin haber recibido la imposición de manos. Y a estas diaconisas, nos gustaría llamarlas diaconisas, pero para no crear confusión con el ministerio ordenado, aún no hemos encontrado una palabra adecuada”, dijo el arzobispo de Manaos. Y subrayó: “Es admirable, admirable, cuántas mujeres son responsables de nuestra Iglesia, es admirable”. El cardenal prosiguió: “cuántas de ellas están al frente de las comunidades, son líderes de la Palabra de Dios, reúnen a las comunidades para un momento de oración”, recordando la presencia de mujeres en algunas pastorales. Esta labor ha llevado al cardenal a afirmar que “nuestra Iglesia no sería la Iglesia que es sin la presencia de las mujeres”.

En cuanto a la ordenación de diaconisas, el arzobispo de Manaos recordó la existencia de una comisión que estudia históricamente esta cuestión. Cuestionó que “si vemos que históricamente esto ya ha estado presente en la Iglesia, ¿por qué no restaurar el diaconado femenino ordenado si ya ha existido en la historia de la Iglesia, tal como se hizo después del Concilio para restaurar el diaconado permanente para los hombres?”. Insistió en que “no debemos dejar de reflexionar sobre estas cuestiones, no debemos dejar de analizarlas, no debemos dejar de recordar el papel fundamental, la misión fundamental de la mujer en la Iglesia”. Recordando las palabras de una mujer de su grupo, dijo que “no vamos a crear una cuestión de género, es simplemente una cuestión de vocación en la Iglesia, la vocación de las mujeres dentro de la Iglesia, en la Iglesia, en nuestras comunidades”.

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Del Sínodo de la Amazonía al Sínodo de la Sinodalidad

El arzobispo de Manaos reflexionó sobre la realidad de la archidiócesis, marcada por la presencia de indígenas, migrantes, con comunidades indígenas que tienen una forma diferente de estructurarse, una realidad que hay que tener en cuenta. Hablando sobre la continuidad entre el Sínodo para la Amazonía y el actual, dijo que “el Sínodo para la Amazonía abrió la posibilidad de tener un Sínodo de la Sinodalidad”, destacando la participación de más de 80.000 personas en la preparación del Sínodo para la Amazonía, algo muy significativo, “un camino recorrido”. Según el cardenal, “la Sinodalidad es un camino sin retorno”, porque ‘todos estamos entrando en un movimiento de ser Iglesia, estamos siendo invitados a participar en un modo de ser Iglesia donde todos los que han recibido la gracia del bautismo y de la confirmación, han sido revestidos del Espíritu Santo y de Jesús, se sienten responsables de la misión”.

En la Asamblea Sinodal, el cardenal dijo que quiere compartir la experiencia de la participación de todos, “una enorme riqueza que tenemos”, recordando que este camino ha estado presente durante más de 50 años en la Amazonía. Esta práctica está presente en la archidiócesis de Manaos, donde más de mil comunidades son consultadas sobre cómo ser una Iglesia más misionera. Una Iglesia en la que “los laicos estén encantados de ser misioneros y misioneras”.

Posibilidad de ordenar hombres casados en algunas realidades

En cuanto a la ordenación de hombres casados, dijo que en la arquidiócesis de Manaos hay más de mil comunidades y 172 sacerdotes, cuestionando cómo atender a las comunidades, algo que dijo que le preocupaba, porque no es posible acompañar la vida sacramental de las comunidades. Tras afirmar que el Santo Padre no había cerrado la cuestión, subrayó que “para ciertas realidades no sería una dificultad admitir a la ordenación a hombres casados”, reconociendo que “para otras realidades en la Iglesia, es una gran dificultad”. En este sentido, dijo que la actitud del Santo Padre de no dar este paso era una cuestión de garantizar la comunión. Pidió que continúe el diálogo, mirando a la comunidad, que es la razón de ser de la Iglesia.