El cuidado es trabajo, una hoja de ruta

El cuidado es trabajo, una hoja de ruta
La inteligencia artificial, las amenazas a la democracia, el cambio climático y la migración masiva están remodelando el panorama laboral mundial.

Se trata de desafíos, emergentes y urgentes a los que el pueblo de Dios trata de responder con soluciones innovadoras y colaborativas para un futuro más justo y sostenible.

Resulta clave promover el cuidado y la dignidad en el avance de la justicia social para la transformación en el mundo del trabajo y desde una óptica que tome en consideración el enfoque «el cuidado es trabajo, el trabajo es cuidado».

La red del proyecto global «El futuro del trabajo, el trabajo después de Laudato si’» y la Comisión Católica Internacional de Migraciones (CCIM) reunió el mayo pasado en Roma a sus socios, para seguir promoviendo y debatiendo sobre la idea de que «el cuidado es trabajo, el trabajo es cuidado», con vistas a la construcción de una comunidad transformadora global y contribuir a la agenda global de desarrollo.

Entre los participantes se encontraban representantes de la Santa Sede (Secretaría de Estado, Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral y la Pontificia Comisión para América Latina), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Conferencias Nacionales y Regionales de Obispos Católicos, organizaciones de inspiración católica y ecuménicas, jóvenes organizados, universidades, sindicatos, asociaciones de trabajadores y empresarios, y otros grupos de base de la sociedad civil, procedentes de los cinco continentes y de más de treinta países diferentes.

El proyecto ha abarcado un período de diez años, desde 2014, en el que se ha estructurado formalmente como «El Futuro del trabajo, el trabajo después de Laudato si’».

La primera fase (2017-2022) implicó esfuerzos de investigación y desarrollo de capacidades para y con nuestras organizaciones participantes y culminó en un informe exhaustivo que articulaba el tema y horizonte que denominamos «El cuidado es trabajo, el trabajo es cuidado».

La segunda fase consistió en la formación de cinco grupos de trabajo a escala regional que durante el 2023 compartieron sus perspectivas y experiencias vividas en relación con este tema y que sirvieron como base para esta consulta.

El mundo necesita un compromiso
renovado, un nuevo pacto social
que pueda unirnos, a las generaciones
mayores y jóvenes, para el cuidado de
la creación y para la solidaridad

Los cinco ejes seleccionados por los grupos de trabajo y abordados en Roma incluyeron la promoción de la justicia social y la dignidad humana, el trabajo digno, producción alimentaria y cadena de suministro, la protección y atención a los migrantes y sus familias, el trabajo digno y la industria extractiva y a la transición justa y cuidado de nuestra casa común.

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El discernimiento social común (DSC) es una metodología que promueve el diálogo social, a través del cual se diagnostican colectivamente los problemas y se negocian acuerdos implicando a las distintas partes interesadas y facilita la propuesta de soluciones.

La consulta comenzó de manera emocionante con una audiencia privada con su santidad el papa Francisco, quien felicitó a los participantes por sus esfuerzos y dijo en su discurso que:

«El mundo necesita un compromiso renovado, un nuevo pacto social que pueda unirnos, a las generaciones mayores y jóvenes, para el cuidado de la creación y para la solidaridad y la protección mutua dentro de la comunidad humana». Asimismo, el papa Francisco pidió proteger el medioambiente, salvaguardar la seguridad alimentaria y combatir contra los males globales como la guerra, el hambre y la desinformación.

El principal objetivo de la consulta era elaborar una hoja de ruta para las acciones que se emprenderán en los próximos tres años, agrupadas en tres apartados interconectados: comprender, a través de la reflexión y la investigación, focalizadas en la producción de notas técnicas o informes; transformar nuestras propias organizaciones, comunidades e instituciones para servir mejor a los ciudadanos; y abogar en foros locales, nacionales e internacionales, el enfoque de trabajo para promover la justicia social.

A título personal, considero que, para fortalecer esta red y trabajo conjunto, es crucial mantener una política de puertas abiertas, expandiendo nuestra red, especialmente hacia Asia y el Pacífico y promoviendo el diálogo interreligioso.

Además, la siguiente fase del proyecto debe establecer objetivos específicos y medibles en relación con los cinco ejes principales, lo que nos guiará hacia resultados tangibles y significativos. Es fundamental preparar notas técnicas, llevar a cabo proyectos transformadores y participar activamente en procesos de incidencia como el Jubileo 2025, la Conferencia de las Partes (COP), el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo (GFMD), la Conferencia Internacional del Trabajo y la Coalición Mundial para la Justicia Social de la OIT, así como en las próximas conferencias de las Naciones Unidas: la Cumbre del Futuro (2024) y la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (2025).

Debemos reforzar continuamente el sentimiento de comunidad y pertenencia a través de nuestra metodología, alineada con las directrices del sínodo, lo cual será clave para cohesionar nuestra red.