Construir comunidades creativas con las personas vulnerables, objetivo de los movimientos populares
El segundo bloque del simposio “Plantando bandera frente a la deshumanización”, que celebra el 10º aniversario del histórico histórico I Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) se ha centrado en el cuidado de la casa común, los derechos de los migrantes y desplazados, y la paz, los alimentos y la urbanidad.
Susana Réfega, del Movimiento Laudato si’ (Europa), un movimiento de movimientos en más de 100 países con nueva años de recorrido, ha explicado que “cuidar de la mano tierra, denunciar los pecados estructuras que nos han llevado a la crisis ambiental y lucha por la justica climática es nuestra forma de luchar por las 3T, tierra, techo y trabajo”.
“Los que menos han contribuido al cambio climático son los que más sufren, detallando el impacto en la tierra y las comunidades que están sufriendo, mientras “las élites siguen echando combustible fósil al fuego” ha planteado la defensora de la ecología integral que ha recordado que nos encontramos en el “Tiempo de la Creación”.
De hecho, ha puesto varios ejemplos de las acciones locales organizadas por el movimiento en varias partes del mundo, especialmente las que tratan de impulsar la firma del “Tratado de no proliferación de los combustibles fósiles” que precisamente se celebra mañana 21 de septiembre.
El clamor de la tierra y de los pobres
La respuesta al clamor de la tierra y de los pobres ahora mismo se está concretando en la defensa de las tierras y sus gentes de las industrias extractivas y reclama una transición energética justa.
Este tipo de movilización y de activismo, ha señalado Réfega, se ha inspirado en las palabras del primer encuentro de movimientos populares del propio Francisco sobre que “la vida de todos tiene prioridad sobre la apropiación de los bienes por unos pocos”.
Además de recordar a Juan López, defensor medioambiental y de derechos humanos, asesinado recientemente en Honduras, la portavoz del Movimiento Laudato si’, al tiempo que reconocía “la resistencia y valentía” de los líderes y organizaciones que se enfrentan a la extracción de materias primas y la tala de los bosques. Este, ha dicho, es un “trabajo necesario”, que hacemos porque “amamos hacerlo”.
A pesar de los riesgos, muchas personas y organizaciones están luchando “contra el pecado estructural en todas sus formas, desde la codicia desenfrenada de los recursos naturales hasta la voluntad de pisotear los derechos de las personas más vulnerables, pasando por el afán de fingir que es más fácil vivir en un planeta destruido que buscar soluciones como una transición energética justa, cambios en la dieta y formas nuevas de economía”.
“La gente tiene derecho a vivir en un mundo con un clima estable, agua limpia, aire respirable, un mundo que perdure para nuestros hijos y nietos, este es el mundo que nuestro creador nos prometió y que debemos proteger”, ha sentenciado, para detallar que “cada uno de nosotros está llamado a unirse a los movimientos, cada vez más numerosos, para cuidar la Creación, detener la producción de combustibles fósiles y cuidarnos unos a otros, como Dios manda”.
Derechos humanos de las persona migrantes
Naema Yaqoub, de Mediterranea Saving Humans –Refugees in Libya (África), ha puesto el énfasis en las violaciones de los derechos humanos de los migrantes en todo el mundo y señalado la guerra, pero también las demás formas de violencia, se llame como se llame, empuja a cada vez más personas a abandonar sus países.
Así se ha sumado al llamamiento al cese el fuego en todo el planeta, un crimen contra la humanidad, como ha dicho el papa Francisco, aunque ha reconocido que “la paz no llegará si no abrimos los corazones hacia el otro”.
“Tenemos que reaccionar, todos tenemos que concienciarnos y conocer la importancia de abrir el corazón a los demás, para construir una compasión más ancha, reconociendo el sufrimiento de los demás en cualquier parte del mundo”, ha reclamado.
La infancia de las periferias
Nicole Leiva, de una asociación chilena en defensa de los derechos de la infancia y en representación de los movimientos populares latinoamericanos, empezó denunciando que el “estado de emergencia” que viven estos pueblos, debido a “la criminalización de la pobreza, el abandono estatal y la falta de políticas públicas de bien estar social”.
En esta situación, “la población ha sido arrastrada con lidiar con el peso de la vida y la muerte de forma individual y dificultando imaginar un mañana con la subsistencia de la vida humana y del planeta”, ha subrayado.
Pero también ha resaltado la importancia de unir a trabajadores excluidos, informales, rurales, urbanos, sin techo, cuidadoras, pueblos originarios… y “cualquier persona que desde la necesidad inventa creativamente un trabajo para subsistir” con vistas a “construir una alternativa haciendo posible la comunión y encuentro”.
“Estamos llamados a sostener la potencia de la voz de nuestros pueblos, en cada lucha, sosteniendo las banderas de los excluidos, de los descartados y de los últimos”, además de a “discutir e inventamos soluciones creativas para los problemas de nuestros pueblos”, logrando “una incidencia real sobre las políticas públicas”.
Igualmente ha planteado que “necesitamos líderes religiosos que se solidaricen con los movimientos populares y con el sufrimiento de su pueblo”. “En las periferias necesitamos continuar abriendo puertas que nos permitan caminar juntos como comunidades organizadas”, ha proclamado convencida de que “trabajando en comunidad alcanzaremos mejores resultados hasta construir una masa crítica, que es la única forma que tenemos en los pobres de transformar nuestra realidad”.
Redactor jefe de Noticias Obreras