Agradecimiento y esperanza

Agradecimiento y esperanza
Dar voz a las personas jóvenes no es algo habitual y menos en espacios que no son propiamente juveniles. Es de agradecer, la invitación y acogida a la Juventud Obrera Cristiana (JOC) de Madrid en el Día de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).

Me quedo con un mensaje de esperanza, que no es mío sino de una militante de la HOAC: «Esta campaña Cuidar el trabajo, cuidar la vida, parte de una victoria o, al menos, un gran paso de la lucha feminista.

Se empiezan a transformar los espacios de cuidados tradicionalmente cargados de forma exclusiva sobre las mujeres y se abre paso la corresponsabilidad. «Eso nos hace ver que, pese a que parezca que las personas oprimidas siempre perdemos la batalla cultural a nivel mediático, se están consiguiendo grandes avances a nivel social».

Partiendo del agradecimiento y la esperanza, una de las cosas más importantes que he aprendido durante mi militancia en la JOC es que los argumentos ganan peso cuando salen nombres y experiencias concretas de personas de nuestros ambientes.

Sin escribir sus nombres, puedo hablar de lo que gritan sus vidas: cansancio, ansiedad, incertidumbre, inestabilidad, impotencia…, síntomas de la precariedad en el mundo del trabajo y la dificultad de acceder a trabajos decentes.

De aquí nace mi primer cuestionamiento y reto: ¿cómo dar sentido al trabajo tantas personas precarizadas? Es muy difícil dar valor al trabajo cuando solo conocemos situaciones que nos oprimen y consumen, cuando se vive para trabajar y no se trabaja para vivir.

El cuidado de la vida debe luchar por el derecho al descanso y la desconexión. La violación de estos derechos conlleva graves consecuencias como la pérdida de salud física o mental o, incluso, de la vida.

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La sociedad, en general, y las personas trabajadoras, en particular, nos enfrentamos a otros grandes retos como el desarrollo tecnológico y la inteligencia artificial. ¿Están a nuestro servicio o destruyen oportunidades de trabajo para nuestra generación y las próximas? ¿Cómo avanzar hacia el cuidado de la casa común? Complejo, cuando quienes toman las grandes decisiones no ven el problema, lo que no impide que me cuestione sobre lo qué debo y se puede hacer.

Creo firmemente que llevar la cultura de los cuidados al trabajo es algo imprescindible y revolucionario. Un tal Joseph Cardijn dijo algo así como que «una persona joven trabajadora vale más que todo el oro del mundo», y tiene mucho que ver con esta campaña que empezáis a lanzar. Así que ¡Ánimo, compañeras! ¡Contáis con nuestro apoyo! ¡Seguiremos caminando y luchando juntas!