Salud y seguridad en el trabajo
El plan cuatrienal del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) se basa en el tema de la justicia social en una economía para la vida. Hemos compartido la vida de los trabajadores en nuestros países y regiones. Utilizando el método Ver-Juzgar-Actuar, hemos analizado las causas de las situaciones denunciadas y hemos decidido las acciones a emprender tanto a nivel mundial como a nivel del movimiento local.
Durante la última década, en todos los niveles del MMTC, hemos debatido varios temas relacionados con las condiciones de vida y trabajo de los y las trabajadoras como: el uso de la tierra y su propiedad, las necesidades básicas de alimentación, vestido y vivienda.
Descubrimos que la causa principal de las situaciones deshumanizadoras que viven los trabajadores de todo el mundo es la misma: la búsqueda desenfrenada de beneficios para unos pocos. Esta carrera por el dinero no solo es devastadora para los seres humanos, sino que también destruye el medio ambiente y depreda la Madre Tierra. Está en juego el futuro de la humanidad.
Este nuevo número de INFOR, continuación del anterior sobre la precariedad laboral, se centra esta vez en la seguridad en el trabajo y sus repercusiones en la salud física y mental de los hombres y mujeres de nuestros movimientos.
La salud y la seguridad en el trabajo son conceptos esenciales para el respeto del ser humano. Hacen referencia a una política de prevención de riesgos laborales, destinada a proteger a los trabajadores y evitar accidentes y enfermedades profesionales. Se trata de un conjunto de disposiciones que los sindicatos deben velar por que se apliquen para mejorar las condiciones de trabajo y promover el bienestar en el trabajo.
A nivel internacional, un convenio de la Organización Internacional del Trabajo ha sido ratificado por 65 países, pero esto no garantiza que se aplique igual y plenamente sobre el terreno.
Contrariamente a la opinión de nuestras empresas, para las que nuestra seguridad representa un coste, nuestro trabajo produce su riqueza y las condiciones en que se realiza son responsabilidad de nuestro empleador.
Este número nos habla de la situación de los trabajadores de una fábrica de aceite de palma en la República Centroafricana, de los repartidores de paquetes de Amazon en Alemania, de los trabajadores temporales del sector agrícola en Quebec; en dos artículos se abordan los accidentes mortales en Francia y el necesario compromiso de la militancia cristiana en España. Además, realizamos una mirada global a la situación laboral en Chile.
La página de acompañamiento espiritual nos lleva a Francia, cerca de Burdeos, para compartir la fe de los activistas.
Como herederos de Joseph Cardijn, estoy seguro de que la vida de un trabajador, hombre o mujer, vale más que todo el oro del mundo, porque es hijo o hija de Dios y, como tal, no debe sufrir en el cuerpo ni ser destruido psicológicamente. Como en la parábola del trabajador de la última hora, esperemos que el trabajo sea un lugar de reconocimiento y de justicia, sin arriesgar inútilmente la vida. Todo el mundo debería poder recibir lo que necesita.
Estemos atentos, vigilantes y comprometidos a nuestra manera, estemos donde estemos. Ampliemos también nuestros horizontes al sector informal y a los trabajadores precarios a los que llegamos.
Compartamos nuestras experiencias y alimentemos el diálogo enviando nuestras contribuciones y reacciones.
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Copresidenta del MMTC