La OTAN aumenta su daño al clima
Las acciones de la OTAN en 2023 emitieron un 15% más de gases de efecto invernadero en 2023 que 2019, alcanzando una cantidad estimada de 233 millones de toneladas métricas de CO2, más que las emisiones anuales de Colombia o Catar.
Para cumplir con el objetivo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la OTAN debería recudir sus emisiones en un 43% para 2030 en comparación con los niveles de 2019, lo que requeriría una reducción anual de las emisiones militares de al menos un 5%.
Sin embargo, el gasto militar global de la OTAN de 1,34 billones de dólares en 2023 está contribuyendo a aumentar las emisiones de estos gases responsables del cambio climático. Solo el aumento del gasto militar de la OTAN de 2023 ya serviría para pagar la financiación climática propuesta para los países en desarrollo en las negociaciones climáticas de la ONU de este año.
La investigación “El Clima en el punto de mira”, elaborada por la organización internacional Transnational Institute, la neerlandandesa Stop Wapenhandel y la británica Tipping Point North South y copublicado por el Centre Delàs de Estudios por la Paz, ha realizado los cálculos basándose en los últimos datos de gasto militar del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
Las únicas que ganan con el aumento del gasto militar son las empresas armamentísticas, cuyos beneficios se están disparando con este aumento de los presupuestos militares. El informe muestra que la cartera de pedidos de diez de las principales empresas armamentísticas mundiales creció una media de más del 13% entre 2022 y 2023.
“Nuestro clima se ha convertido trágicamente en una víctima de la OTAN, atrapado en el punto de mira del impulso global hacia la guerra. El gasto militar récord de la OTAN está aumentando las emisiones climáticas y desviando una valiosa financiación de la acción climática en esta década crucial”, apuntan los coautores del informe, el Dr. Ho-Chih Lin y Deborah Burton, de Tipping Point North South.
Si se cumplieran el compromiso de destinar el 2% del PIB de los países miembros al presupuesto de defensa en 2028 se produciría una huella de carbono militar total estimada en 2.000 millones de toneladas de CO2, superior a las emisiones anuales de Rusia.
Poner fin al belicismo
El coautor del informe, Nick Buxton, del Transnational Institute, explica que “en la década de los 90, en el final de la Guerra Fría se consiguió un dividendo de paz que liberó recursos para invertir en necesidades sociales en Estados Unidos, Europa y Europa del Este. Ahora que Estados Unidos y otras regiones se enfrentan a olas de calor devastadoras, necesitamos urgentemente que la OTAN ponga fin a su belicismo y se sume a la presión internacional en favor de un dividendo de paz climático: un recorte del gasto militar a escala mundial que permita a la comunidad internacional invertir en un futuro seguro para todos. No puede haber un país ni una alianza seguras en un planeta inseguro”.
“Es una locura que estemos invirtiendo en hacer aún más ricos a los comerciantes de armas, en lugar de proteger a aquellos cuyas vidas están siendo devastadas por el colapso climático”, concluye Mark Akkerman, investigador de Stop Wapenhandel, Campaña neerlandesa contra el Comercio de Armas.
Redactor jefe de Noticias Obreras