Hasta mañana en el altar, Juan Mari Lechosa

Hasta mañana en el altar, Juan Mari Lechosa
Juan Mari Lechosa, sacerdote de la diócesis de Bilbao, además de consiliario diocesano de la HOAC y colaborar infatigable de Noticias Obreras falleció el pasado 21 de julio, dejando una ausencia inconmensurable.

A sus 82 años ha finalizado su peregrinaje por este mundo para irse a los brazos del Dios Padre-Madre después de toda una vida entregada a la Iglesia y al mundo obrero. Sin ir más lejos, había comunicado hacía unas semanas su intención de cesar voluntariamente su colaboración en la sección “El Evangelio en tu vida” para dedicarse a otras tareas y sobre todo dar entrada a nuevas aportaciones.

Su último texto Venga tu reino, sí, pero… ¿qué reino? publicado en junio, expresa con sencillez y claridad que para aterrizar la buena noticia “no se necesitan grandes medios ni recursos poderosos. Son gestos sencillos y acciones humildes las que contienen energías capaces de transformar la dureza de la realidad, como el grano de mostaza que, siendo tan poca cosa, se convierte en un arbusto en el que anidan las aves del cielo. Por eso, Jesús no desprecia a nadie y siembra la semilla del reino entre los pobres y hasta entre los pecadores con los que comparte la mesa”.

“Necesitamos hacer memoria de Jesús y de su proyecto del reino para que en esta situación de crisis que vivimos no rebajemos su exigencia y nuestros equipos, nuestras parroquias y diócesis sean, como reza una hermosa plegaria eucarística, un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando”, concluía esperanzado.

Noticias Obreras y la Comisión Permanente de la HOAC, tenía previsto realizar un pequeño e íntimo homenaje, una conversación con él y una invitación a disfrutar la música de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, en agradecimiento por su aportación y servicio paciente de tantos años a la vuelta del verano, que ya no podrá llevarse a cabo.

Vida entregada a la Iglesia y al mundo obrero

El presidente diocesano de la HOAC de Bilbao e integrante del equipo de Rekalde, ante la noticia de su repentino fallecimiento, no ha podido más que “agradecerle su vida, siempre entregada a la causa de las personas empobrecidas del mundo obrero”, recordando que “su inequívoca pertenencia a la Iglesia y al mundo del trabajo fue el camino del que nunca se apartó”.

“Desde la Pastoral Obrera, la HOAC y todos aquellos ámbitos comunitarios en los que animaba y participada fueron espacios que fueron anticipando el Reino de Dios al que ahora perteneces”, comentaba Torralbo, quien confesaba la “profunda huella” que deja Juan Mari Lechosa y le despedía “hasta mañana en el altar”.

La misma despedida le ha querido dispensar la responsable diocesana de Pastoral Obrera, Maite Valdivieso, que agradecía que su “paso sereno” haya ayudado a tantas personas “a leer desde la mirada de Jesús, la vida del mundo obrero y del trabajo, a no perder pie, a hacerlo con la profundidad de esa mística militante que sabe de las implicaciones sociales de la fe a las que no podemos renunciar. A escalar esas cimas, desde las que cómo Iglesia abrirnos al horizonte del Reino que habla de justicia, de solidaridad y que demanda trabajo digno porque ahí se juega la dignidad de la persona”.

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Valdivieso, todavía con “con cierto temblor” y admiración por haber sabido encarnar “la sabiduría del Evangelio”, ha querido rescatar la última reunión del Equipo de Pastoral Obrera, donde Lechosa invitaba a no dejar de “poner voz” a las realidades más deshumanizadas del mundo obrero a la vez que subrayaba “lo importante de estar ahí, desde la palabra y el gesto oportuno, tratando de hacer verdad las intuiciones la Doctrina Social de la Iglesia”.

En este encuentro, que para él ha sido el último, se mostró como siempre dispuesto a pensar en “próximos retos”, en buscar objetivos para el próximo curo, la jornada por el trabajo digno y explorar manera para “contagiar a la comunidad cristiana, como llegar a la sociedad…”

El también presbítero y compañero de militancia, Pepelu Iglesias, ha recordado que cuando fue al Mosteiro de Sobrado Dos Monxes, ya le hablaron de Juan Marí, que había colaborado en la instalación eléctrica, “aquí paso un año, aquí paso un urbanita callejero de barrios obreros…”

Iglesias afirmaba que había establecido con él “una relación de acompañamiento, que nos ha llevado a donde muchas veces no quería, con sed de infinito, acoger la realidad elevando el alma”.

Le ha comparado como un rio sereno cuyas aguas llegan hasta el fondo para poder ver “sus piedras cambiar y rodar con ilusiones dejando su impronta y tallar nuevas figuras y músculos”.

En este “camino contrastado y compartido, donde la diferencia se hacía luz y los interruptores nos ayudan a parar”, ha destacado su capacidad para “acoger”, para valorar el “silencio” y “optar en caminos ya andados o nuevos a experimentar”.

Como un “arameo errante” entendía Juan Mari el apostolado obrero con su andar “ligero de equipaje, para desmontar las tiendas y seguir caminando, volando, ayudándonos a unos y a otros en la gran marcha de la humanidad por el amor y libertad” .

Para Iglesias, Juan Mari ha sido “un amigo que nos colocó en el centro el Jesucristo errante del Reino y obrero en la Iglesia y acompañante en el mundo a los que en él creemos”.