Francisco pide profundizar en la caridad espiritual y política hacia los pobres

Francisco pide profundizar en la caridad espiritual y política hacia los pobres
El papa Francisco emplaza al Pueblo de Dios a convertirse en “instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres”. Esta labor pastoral debe ir acompañada de una vida de oración y de compromisos concretos en favor de los pobres en el día a día

Un planteamiento que viene recogido en el mensaje publicado por la Oficina de prensa del Vaticano con motivo de las VIII Jornada Mundial de los Pobres, que tendrá lugar el 17 de noviembre de 2024, y lleva con lema La oración del pobre sube hasta Dios (cf. Sirácida 21, 5)

El tema central de esta octava edición de la Jornada Mundial de los Pobres se centra en la sabiduría bíblica del libro del Sirácida, poco conocido pero profundamente revelador. El autor, Ben Sirá, del siglo II a. C., subraya la importancia de la oración desde la perspectiva de los pobres, quienes ocupan un lugar especial en el corazón de Dios. “La oración del pobre sube hasta Dios”, destaca el Papa, invitando a todos a reflexionar sobre cómo la fe se manifiesta en la vida diaria, especialmente a través del encuentro con las personas más vulnerables y necesitadas en nuestros ambientes y comunidades.

Francisco recuerda que la oración auténtica nace de la experiencia personal y es vital para la relación con Dios. Citando a Sirá, quien buscó sabiduría desde joven mediante la oración, el Papa destaca la humildad y la confianza que caracterizan la oración del pobre.

En su texto, el Papa destaca la interconexión entre pobreza, humildad y confianza en Dios. “El verdadero pobre es el humilde”, dice citando a san Agustín, para insistir en la urgencia de escuchar y atender las necesidades espirituales de los pobres, subrayando que “la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual”.

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Profundizar en la caridad espiritual y política

Es por ello que la Jornada Mundial de los Pobres no solo es una oportunidad para la solidaridad material, sino también para profundizar en la caridad espiritual y política, y en la comprensión del Evangelio. En este sentido, el papa Francisco emplaza al Pueblo de Dios a convertirse en “instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres”. Esta labor pastoral debe ir acompañada de una vida de oración y de compromisos concretos en favor de los pobres en el día a día.

“Estos gestos no se improvisan; requieren, más bien, una fidelidad cotidiana, casi siempre escondida y silenciosa, pero fortalecida por la oración. En este tiempo, en el que el canto de esperanza parece ceder el puesto al estruendo de las armas, al grito de tantos inocentes heridos y al silencio de las innumerables víctimas de las guerras, dirijámonos a Dios pidiéndole la paz. Somos pobres de paz; alcemos las manos para acogerla como un don precioso y, al mismo tiempo, comprometámonos por restablecerla en el día a día”, ha exhortado.