La sociedad civil clama por una Europa de distención, seguridad compartida y de paz frente al discurso belicista

La sociedad civil clama por una Europa de distención, seguridad compartida y de paz frente al discurso belicista
Diversas organizaciones, movimientos y colectivos se han unido, de cara a elecciones al Parlamento Europeo, para alertar de la tendencia hacia la militarización y el aumento de los conflictos armados en un manifiesto en el que reclaman una Europa centrada en la distensión, la paz y la seguridad compartida.

El manifiesto impulsado por colectivos de investigación por la paz, plataformas de ONG, grupos antimilitaristas y entidades sociales y de inspiración católica advierte de que “más allá de si el riesgo de que estalle un conflicto bélico a gran escala es o no real”, como desde hace meses preconizan líderes europeos, “las economías del continente ya transitan hacia unos presupuestos públicos de guerra y que las consecuencias de esta priorización llegan en un momento en el que el coste de la vida empieza a ser inasumible para grandes capas de la población europea”.

Indican las entidades de que la guerra suele estar precedida de la militarización, lo que ya está ocurriendo: los países de la OTAN acordaron en 2014 aumentar presupuestos de defensa hasta el 2% de su PIB y desde la invasión de Ucrania y el actual genocidio en Palestina aumenta la adquisición de nuevas armas, se propone el servicio militar obligatorio y el desarrollo de nuevos prototipos más letales y autónomos.

En la UE, el miedo a una posible invasión de Rusia está siendo utilizado para que la población “apoye su política de rearme y militarización”. En 2023, el gasto militar de la UE aumentó un 21,3% respecto a 2022, alcanzando los 289.300 millones de euros, al que haya que añadir los gastos del Reino Unido y Noruega (77.323 millones €), con lo que Europa se ha convertido en el segundo mayor del mundo, sólo por detrás de EEUU, y casi 4 veces la de Rusia (100.000 millones €).

Política de disuasión “absurda” y “suicida”

A juicio de los firmantes, la política de disuasión militar, basada en mostrar al adversario sus mayores capacidades destructivas, resulta “absurda” y “suicida” porque conduce inevitablemente a “una escalada de tensión, a una carrera armamentística y a una espiral belicista, con el trasfondo de la amenaza nuclear y de sus consecuencias catastróficas”.

En este panorama, los impulsores del manifiesto consideran que las próximas elecciones europeas pueden ser “una oportunidad para plantear nuestras reivindicaciones a las fuerzas políticas que se presentan”, dado que “o apostamos por impulsar políticas de paz, distensión y seguridad compartida o acabaremos en una escalada militarista”.

Como afirman, “aumentar el gasto en defensa significa disminuir los recursos para la lucha contra el cambio climático, la reducción de las desigualdades y la equidad degénero, la salud, la armonización de salarios o derechos de toda la ciudadanía”.

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Las organizaciones firmantes proponen “apostar por la distensión, lejos de la retórica amenazante y las espirales armamentísticas de la OTAN, que active el desarme, abra las puertas al diálogo y a la confianza mutua” mediante el uso de “la diplomacia, la negociación, la cooperación y la no violencia”, que a su juicio deben desembocar en la finalización de la violencia armada en Ucrania, Palestina y otros lugares. Así, defienden “retomar la apuesta de los años 90 de una seguridad común y compartida sin exclusiones en Europa”.

Política exterior orientada a la paz

Para avanzar hacia una Europa coherente con los valores de paz y solidaridad, proponen impulsar una política exterior orientada a la paz, orientada a la seguridad humana, mediante instrumentos como la mediación, la diplomacia, la defensa de los derechos humanos o la intervención civil en conflictos para construir la paz.

Además, piden “fomentar espacios de diálogo entre movimientos sociales, académicos y políticos encaminados a elaborar propuestas de políticas de paz, de cuerpos civiles de paz, de defensa civil y de seguridad no armada”, así como “potenciar los recursos humanos y económicos para la reconversión industrial militar en sectores productivos civiles de interés”.

También apuestan por “promover activamente una paz ambiental sustentada en bases científicas, con políticas claras de descarbonización justas y seguras que minimicen y reparen los daños que afectarán a las generaciones venideras” y por “impulsar políticas que incidan en la mejora de la vida diaria de las personas. Impulsar una política de seguridad humana centrada en las necesidades de las personas, con su implicación y participación”.

El movimiento social que respalda el manifiesto, que ha logrado múltiples adhesiones, entre ellas las de organizaciones de inspiración católica, como la propia HOAC, ACO, Cristianismo y Justicia, Bosco Global, CVX y Cristianismo del siglo XXI, aspira a darlo conocer en actos púbicos y acciones coordinadas en diferentes localidades, con el objetivo de participar en el debate púbico y político y aportar el punto de vista pacifistas, frente al los discursos belicistas, sin descartar el envío del propio documento a partidos políticos, parlamentos y gobiernos tanto nacionales como europeos a través de los registros oficiales. Igualmente se invita a las organizaciones y colectivos a llevar a cabo acciones adicionales que refuercen el mensaje y la campaña contra la militarización y la guerra.