La cinta de recogida del equipaje y el Reino de los Cielos
Hace unos días, cuando esperaba con cierta ansiedad la salida de mi equipaje en las cintas transportadoras del aeropuerto, captó mi atención un niño de unos dos años que no dejaba de dar saltitos, cogido de la mano de su padre.
Su manera de saltar dibujó en mi rostro una sonrisa que pude sentir como una rendija que se abría en el muro tenso de mi cara y por la que sentí que escapaba parte de mi inquietud y nerviosismo por recoger mi equipaje.
Cada salto no era expresión, para nada, de la zozobra que mantenía mis pies anclados al suelo, pero mi ánimo volando ya con destino a casa.
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Maestro. Formador. Escritor
Autor de “Dos minutos”