Reñir o llamar la atención
Hace años, mientras vigilaba el patio de recreo, escuché como algunos de mis alumnos conversaban animadamente con niños de otras clases y les decían:
–Nuestro maestro nunca nos riñe.
Sorprendidos con tal afirmación les preguntaron:
–¿Tan bien os portáis siempre?
Una niña de mi clase se aprestó a responderles:
–¡Que va! A veces nos portamos fatal; pero el nunca nos riñe, siempre «nos llama la atención».
Siempre he sospechado que, las riñas de los adultos a los niños, suelen decir más de nosotros mismos que de ellos. He podido percatarme de que en el reñir, hay más de lo que nos hace sentir la conducta del otro que del acto cometido en sí.
La expresión «llamar la atención», cuando se usa con el sentido de «hacer que alguien concentre su atención en algo», se construye seguida de la preposición «sobre», no de la preposición «a».
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Maestro. Formador. Escritor
Autor de “Dos minutos”