Iglesia y asociaciones afrontan el dolor de las víctimas del trabajo y coinciden en la lucha sindical por mejorar la prevención
La mirada de las víctimas de la siniestralidad y enfermedades laborales, así como de la pastoral del trabajo de la Iglesia se hizo presente en una jornada sobre salud laboral organizada por el sindicato CCOO, en la que participaron representantes de alto nivel de la Administración
Tanto el presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales (AVAELA), Miguel Cruz; como el director de la pastoral del trabajo de la Conferencia Episcopal Española, Antonio J. Aranda, pudieron escuchar a la propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el fiscal coordinador de sala de Salud Laboral, Ángel J. Muñoz y a la directora del Instituto Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo, Aitana García.
También intervinieron entro otras, destacadas personalidades sindicales dedicadas a la prevención de riesgos y la protección de la salud de las personas trabajadoras, como el representante de la Confederación Europea de Sindicatos, Giulio Román, el actual y el exsecretario de Salud Laboral y Sostenibilidad de CCOO, Mariano Sanz y Joaquín Nieto, o el propio secretario general del sindicato, Unai Sordo.
La jornada sirvió para hacer un repaso de la prevención laboral en nuestro país, especialmente, desde la aprobación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 y plantear los nuevos retos que plantean las aceleradamente cambiantes relaciones laborales, como el cambio climático y la digitalización, pero también las nuevas sensibilidades, como la lucha contra los sesgos de género y las patologías psicosociales.
El responsable pastoral, Antonio Aranda cree de justicia reconocer en primer lugar el efecto positivo que ha supuesto la aplicación desde hace casi 30 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales que promovió la figura de delegados y comités de prevención, de los planes preventivos. “Desde entonces, los accidentes laborales mortales han disminuido más de un 50%”, ha apuntado por lo que ha querido agradecer “el gran esfuerzo de los sindicatos en su intento de pasar de una ley a una cultura preventiva, de cumplir la norma a interiorizar que lo primero es la seguridad y salud de las personas trabajadoras”.
El presidente de AVAELA, Miguel Cruz ha valorado “el nivel alto de las intervenciones”, así como la preparación y el pensamiento existente para abordar los retos de futuro”, de la jornada. Desde su responsabilidad actual, entiende la dificultad de las organizaciones de trabajadores, inmensas en la negociación con las empresas, el diálogo con la Administración y la reivindicación para mejorar la prevención laboral, para atender a las necesidades de las personas afectadas por los accidentes y enfermedades de trabajo.
“Al final el lugar del sindicato está en el lugar del trabajo, la prevención, en la mejor de las condiciones para que sean imposible el accidente y la enfermedad”, ha comentado Cruz, quien explica que “una vez que la persona trabajadora se convierta en víctima, como si fuera deshecho del mercado laboral, no hay una respuesta sindical clara a su situación particular”.
Precisamente, este es un punto que reafirma a Cruz en “la necesaria complementariedad entre los sindicatos y las asociaciones de víctimas que necesitan hacerse presente en el tejido social para pelear por todo aquello que queda fuera del ámbito de actuación sindical”. En lo que sí coinciden plenamente es en “la apuesta por que sea el puesto de trabajo, y hasta el trabajo con mayúscula, el que se adapte a la persona y no al contrario”, lo que ha sido seña de identidad desde su origen hasta hoy del movimiento obrero.
Este encuentro le han reafirmado en “la necesidad de que las asociaciones de víctimas nos coordinemos con todas las realidades que actúan en este mundo tan complejo y con tantas aristas, como es la salud laboral”. “Está claro que, si un accidente laboral es duro, donde queda mucho que avanzar aquí, también hay que afrontar la enfermedad del trabajo, donde todavía estamos en pañales”, ha añadido Cruz.
En este apartado, se ha mostrado partidario de “conocer mejor lo que está pasando y prestar más servicios a estas personas, viendo qué más se puede hacer por parte de los sindicatos y Administración para solventar este problema y que los puestos de trabajo no sean una trampa para la salud de los trabajadores”.
Aranda coincide en la preocupación de la pastoral obrera por “visibilizar este drama laboral y social que son las enfermedades laborales, todavía poco conocidas y maltratadas, así como por acompañar a las víctimas”. “Desde el departamento queremos seguir profundizando en las implicaciones que tiene la pérdida de salud y la falta de seguridad en los lugares de trabajo”, abunda Aranda, quien ha adelantado que uno de los próximos asuntos que se plantea son las enfermedades psicosociales causadas por la organización del trabajo”.
Para Cruz, resulta trascendental “afinar la arquitectura legal, mejorar la inspección y también la preparación técnica de los cuadros sindicales, a ser posible, llegando a los delegados en los centros de trabajo”. De ahí que entienda que “es necesario actualizar la LPRL ya que no responde con la eficacia que necesitamos a muchas de las nuevas realidades del mundo de trabajo que tenemos hoy, como el teletrabajo o el trabajo a través de las plataformas digitales y los nuevos escenarios que provoca el cambio climático”. También considera importante, “tener en cuenta género, la implantación de las nuevas tecnologías o la diversidad generacional”, ya que “no podemos pensar que la prevención debe ser de la misma manera para un trabajador de más de 50 años que para otro de 20”.
Por su parte, Aranda, se inclina por que su departamento en la Conferencia Episcopal, mantenga su “atención sobre la evoluciona la precariedad laboral y como esta afecta a las personas, familia y sociedad”. “Estamos viendo como detrás de los accidentes laborales esta la precariedad, esto es el primer aspecto que tenemos que abordar”, ha destacado Aranda, quien suma a esta prioridad “una mayor atención a las enfermedades laborales y en especial a las psicosociales, así como a la implantación de la inteligencia artificial en los procesos de trabajo; y el cambio climático”.
Las ponencias de la jornada, a juicio de Cruz, han mostrado “cómo ha ido evolucionando el papel del sindicato en la lucha contra la siniestralidad laboral, desde el comportamiento reactivo para parar las consecuencias a la praxis más proactiva, proponiendo y luchando por la prevención para evitar los accidentes y enfermedades”.
Igualmente destaca el acierto sindical en la promoción de “un perfil de sindicalista dotado de una formación técnica profunda y sólida que hace que sus planteamientos de lucha y reivindicación llegue más lejos y sea más justa”, lo que, por otra parte, fortalece su convicción de que también “las asociaciones de víctimas necesitamos formación para entender el terreno que pisamos, no solo en el ámbito del dolor de las víctimas y todo lo que les rodea, sino también desde una visión amplia de la protección”.
Redactor jefe de Noticias Obreras