La memoria de las víctimas del trabajo, un clamor por la mejora de la prevención y seguridad

La memoria de las víctimas del trabajo, un clamor por la mejora de la prevención y seguridad
La segunda sesión de las jornadas de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía (AVAELA) abordó la responsabilidad de los medios de comunicación en el drama social de la siniestralidad y enfermedad laboral, especialmente en su decisivo papel para romper el silencio y la invisibilidad de una tragedia que cada día en nuestro país se cobra la vida de dos personas.

Hay un círculo de silencio que se retroalimenta de “la falta de sensibilidad social, la falta de cobertura mediática y falta de interés institucional”, constató la periodista especializada en información laboral de elDiario.es, Laura Olías, invitada a participar en la mesa de diálogo “Salud laboral y medios de comunicación” de las III Jornadas de AVAELA que se han celebrado, durante dos días, en Córdoba.

Para el escritor Isaac Rosa, protagonista también de la mesa de debate, “las víctimas de la siniestralidad laboral dejarán de ser invisibles cuando se ponga en marcha la movilización social y la iniciativa política”, pensando en el ejemplo de los accidentes de tráfico y de la violencia de género.

El director de noticiasobreras.es, Abraham Canales, por su parte, abundó, ante el público asistente, en la idea de que “la enfermedad y las muertes en el trabajo deben entrar en la agenda política, para lo cual hace falta que los agentes sociales, especialmente sindicatos y organizaciones de víctimas, peleen por hacerse hueco en el espacio público” y declaró que los medios de comunicación y publicaciones editados por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) asumen un compromiso explícito por “dar voz a las víctimas del trabajo y reclamar mejoras en las medidas preventivas”, además de fomentar “una concepción del trabajo desde el paradigma del cuidado”.

La periodista de elDiario.es que cubre la información laboral y está en contacto con responsables políticos y sindicales admitió cierta “frustración” profesional al ver que “los temas relacionados con el trabajo, como los cambios legislativos, las reformas, las pensiones se leen y se siguen, pero la muerte de un trabajador no atrae la atención”. Tal vez, apunta, porque “sigue habiendo una conciencia de que es algo individual, inevitable, de que estas cosas pasan”.

Además, apuntó que cuando hay personas afectadas dispuestas a dar a conocer su testimonio resulta algo más fácil, por lo que anima a las víctimas, dentro de sus posibilidades y consciente de la tragedia que viven, a hacer oír su experiencia y colaborar para que se entienda que no se trata de desgracias íntimas sino de asuntos políticos y sociales.

Dado que la actualidad laboral es un área que “entronca muy directamente con lo que nos pasa” y que es “una prioridad para un medio como eldiario.es que apuesta por el trabajo con derechos libre de precariedad”, Olías trata de “rescatar, cuando hay tiempo, estas historias, profundizar en las causas y seguir estos casos”.

Para el autor de novelas como La mano invisible, hay una explicación de fondo en la invisibilidad de las relaciones laborales. “No queremos ver la realidad del trabajo para no romper las ilusiones, espejismos y autoengaños en el que vivimos. Se entiende el sufrimiento y la injusticia de las relaciones laborales como una fatalidad, como un fenómeno de la naturaleza”.

Sin embargo, explicó que “aunque pensemos que la tecnología y el progreso han hecho disminuir la penosidad y han acabado con el cansancio físico, sigue habiendo sufrimiento y penosidad en el trabajo”.

“Ahora se ha empezado a hablar de la salud mental en el trabajo, de la ansiedad y la depresión, de los infartos, que provocan las condiciones de trabajo, pero parecen el precio que estamos obligado a pagar”, denunció.

En el fondo, como sociedad evitamos mirar de frente el dolor, opinó el escritor, quien se planteó que, al igual que ya no nos conmueven las víctimas del Mediterráneo, salvo que se produzcan “de cien en cien”, tampoco lo hacen las muertes y enfermedades en el trabajo, “salvo que tenga alguna característica mediática o su número sea espectacular”. Así, se preguntó por los “kilómetros de distancia sentimental” y la cantidad de víctimas necesarias para que “importen”.

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Para el director de Noticias Obreras, “AVAELA, pese a lo que pueda parecer, sobre todo, a sus asociados y asociadas, es una asociación muy visible, pero fundamentalmente muy significativa. “Tiene mucho valor su labor de sensibilización, visibilización y acompañamiento y está logrando llegar a instituciones y a responsables políticos”.

En este sentido, remarcó que “su mera existencia y su labor nos recuerdan que hay mucha gente que se está quedando por el camino, al margen de la centralidad de las condiciones de vida y de trabajo digno”, por lo que “la memoria de las víctimas es un acicate, un clamor constante por una nueva concepción del trabajo que, como dice el papa Francisco, tiene que partir del cuidado a la persona trabajadora, a las demás personas para las que trabaja y al entorno. Si el trabajo no sirve para cuidar, no sirve para nada”.

De ahí, apuntó Canales, la necesidad de apoyar activamente, a través de la suscripción o asociación, a medios de comunicación, libres de dependencias interesadas de anunciantes y accionistas, que presten la atención debida a esta verdadera lacra social que tantas víctimas se cobra y tanto dolor genera.

Dignidad dañada

Tras la mesa redonda, se procedió a la lectura del comunicado de las III Jornadas sobre Salud Laboral en Andalucía de AVAELA con el lema “El trabajo es seguro o no es trabajo”, en que denunciaban que “el problema de la siniestralidad laboral sigue estando muy presente en el día a día de nuestros puestos de trabajo… en nuestro mercado laboral”, recordando que solo este año en el Estado español y hasta el mes de agosto se han registrado 458 muertes, aproximadamente 2 personas trabajadoras al día, y 1.674 accidentes, y que una de cada cinco muertes a nivel nacional se han producido en la comunidad andaluza (79 siniestros mortales y 90 accidentes graves cada mes).

En el comunicado, presentado por su vicepresidenta, Esperanza Ocaña, subrayan que “todas y cada una de esas cifras tienen un rostro, manos, anhelos, familia y, sobre todo, dignidad; dignidad que siempre queda dañada, en mayor o menor medida al ser atravesada por este drama”.

Igualmente, destaca que “las víctimas de la siniestralidad laboral son agredidas doblemente”, primero, al convertirse en víctimas, y, segundo, por el silencio de la sociedad ante este este tema, hasta el punto de que empiezan en la invisibilidad y terminan por la negación de su existencia. “Y existimos. En el abandono… pero existimos”, clama el comunicado final.

Ante esta situación, la asociación reclama que “se actualice, pero, sobre todo, que se cumpla la LPRL [Ley de Prevención de Riesgos Laborales]”, especialmente su espíritu de integrar la prevención en todo el proceso productivo, pero también que se impulse la labor de concienciación en toda la sociedad andaluza, de modo que el asunto de la siniestralidad laboral “se incluya, de una vez por todas, en la agenda pública” y “se pongan los medios necesarios para que sea posible una mayor presión inspectora, mayor capacidad de intervención judicial, y mayor esfuerzo en formación real para trabajadores y trabajadoras”.

También reivindican la erradicación de la precariedad laboral, “causa de muchísimos accidentes y enfermedades laborales” y piden a los medios de comunicación que asuman su papel para dar a conocer este problema”, señalando causas y planteando carencias y vías de avance.

Por último, demandan que se oiga y sea tenida en cuenta la voz de las víctimas, “en todas y cada una de las iniciativas que se den en torno a la siniestralidad laboral”, puesto que su visión es “irremplazable”, “imprescindible”.