El tiempo de trabajo
Recientes estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) centran la atención en un aspecto muy importante para la vida de las personas y familias trabajadoras, así como para construir una sociedad más justa desde la perspectiva del trabajo decente: las horas de trabajo y la organización del tiempo de trabajo.
El tiempo de trabajo, particularmente su reducción, siempre ha sido una preocupación central del movimiento obrero para dignificar las condiciones de trabajo, la salud y la vida de trabajadores y trabajadoras. También la Doctrina Social de la Iglesia ha insistido en ello desde una convicción que subrayó el Concilio Vaticano II, la centralidad de la persona: «El conjunto del proceso de producción debe ajustarse a las necesidades de la persona y a la manera de vida de cada uno en particular, de su vida familiar» (GS 67). Por eso, Benedicto XVI, al caracterizar el trabajo decente señaló que es aquel que «deja espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual» (CV 63). En ello es esencial el tiempo de trabajo y su organización.
Los estudios de la OIT van en la misma dirección. Constatan los problemas que para muchas personas y familias trabajadoras supone el hecho de que más de un tercio de los trabajadores y trabajadoras del mundo tienen una jornada laboral mayor (a veces mucho mayor) que la de 8 horas diarias y 40 semanales (los problemas que supone para la vida personal, familiar, social, la salud y seguridad…). Y que, casi una quinta parte tienen jornadas menores, a tiempo parcial o con menos de 35 horas semanales, sin haberlo elegido así (sobre todo, por los insuficientes ingresos que suele suponer). Son los trabajadores y trabajadoras de la economía informal los que más sufren ambas situaciones.
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Militante de la HOAC