El sinhogarismo se feminiza y aumenta la exclusión residencial
Con motivo del Día de las Personas sin Hogar, hoy 29 de octubre, Cáritas Española en colaboración de FACIAM, la
Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar (XAPSLL) y la plataforma Bestebi, ha lanzado la Campaña “Comparte tu red. No dejes que se queden fuera de cobertura”, con la que quiere denunciar la falta de acceso a derechos, y en especial, la desprotección social que sufren estas personas.
“Nuestro empeño es hacer visible la realidad de vulnerabilidad extrema que viven las personas que van quedando al margen de las relaciones sociales, del espacio público normalizado, del acceso a su derecho de vivienda, empleo y protección social”, explica María Santos, responsable del programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Española.
Las cifras más recientes de personas sin hogar (viven en la calle y ocasionalmente en un lugar o una plaza en alguno de los dispositivos existentes –sin techo–; y tienen un lugar donde vivir de modo provisional que no es vivienda en propiedad –sin vivienda–) son las ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística em 2022, según la cual fueron atendidas 28.552 personas en centros asistenciales de alojamiento y restauración. Esta cifra ha aumentado en un 24,5% respecto a 2012. Del total, el 23,3% son mujeres, un porcentaje que aumenta paulatinamente.
En el caso de las situaciones de exclusión residencial (vivienda insegura y vivienda inadecuada), los datos de la Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales de la Fundación FOESSA mostraba cómo entre 2018 y 2021 se habían agravado algunos problemas.
De hecho, el porcentaje de hogares con situaciones de insalubridad ha pasado de 3,2 en 2018 al 7,2 en 2021; el de hogares en un entorno muy degradado (gueto, insalubre, falta de agua, olores, suciedad, etc.), del 0,8 en 2018 al 1,8% en 2021) o el de hogares con tenencia de la vivienda en precario, como puede ser cedida de forma gratuita por otras personas o instituciones, realquilada, etc, del 3,7% en 2018 al 4,3% en 2021.
Además, un 3,5% de hogares se sitúan en barrios conflictivos en los que hay situaciones de delincuencia, problemáticas asociadas a las drogas, prostitución o peleas. En total, encontramos que en España hay un 20,6% de hogares en situación de exclusión residencial.
En cuanto a las mujeres, es relevante el hecho de que los hogares sustentados por ellas se ven más afectados en la dimensión de la vivienda (23,6%) que en los casos en que el sustentador principal, esto es, la persona que más
ingresos aporta al hogar, es un hombre (18,9%).
“La diferenciación entre hombres y mujeres deriva del hecho de vivir en una sociedad patriarcal en la que las mujeres quedan relegadas a un ‘segundo lugar’ respecto a los hombres”, apunta el estudio Un trabajo, una habitación y un gato, cuyo objetivo es identificar las situaciones de sinhogarismo que viven las mujeres atendidas por Cáritas.
Las mujeres padecen mayor vulnerabilidad económica debido a su menor tasa de empleo, mayor ocupación en empleos informales y precarios, y la desvalorización económica, pero también social, de aquellos empleos o sectores más feminizados.
El progresivo aumento de la demanda femenina en estos proyectos de Cáritas ha motivado que en los últimos cinco años el 36% de las Cáritas diocesanas hayan decidido incrementar las plazas disponibles para mujeres en sus recursos.
Desde la organización humanitaria de la Iglesia, advierten de que la sociedad y las entidades públicas siguen reduciendo el sinhogarismo a las personas que duermen en la calle o viven temporalmente en recursos residenciales obviando las situaciones en las que se encuentran muchas mujeres y que son más difíciles de visibilizar.
María Santos explica que, para las mujeres, “el hecho de dormir en la calle buscando alternativas que las hace más vulnerables, como vivir en viviendas inseguras -bajo amenaza de desahucio, acogidas por parte de familiares o amistades, con ocupaciones ilegales, bajo amenaza de violencia machista, u ofreciendo cuidado a cambio de alojamiento-”.
Para Santos, el progresivo aumento del número de mujeres sin hogar en situación de calle “supone un reto en el diseño de políticas públicas tanto de prevención como de intervención” sobre todo porque “no siempre son mujeres solas, sino que en muchos casos van acompañadas de sus hijos e hijas, que quedan también en situación de desprotección”.